Farmacia3 de febrero, 2022
La Fundación Farmacéutica Avenzoar publica un libro que recoge la aportación de personajes sevillanos en el remedio para el escorbuto
El autor de la obra ‘Del escorbuto y los navegantes españoles’ es el farmacéutico Joaquín Herrera Carranza.
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El Colegio de Farmacéuticos de Sevilla y la Fundación Farmacéutica Avenzoar (entidad creada por el citado colegio profesional sevillano) han editado el libro Del escorbuto y los navegantes españoles, obra del farmacéutico Joaquín Herrera Carranza. La obra destaca la contribución que tuvieron diversos personajes sevillanos en la obtención de un remedio para el escorbuto, “la gran pandemia de la navegación”, tal y como señala el propio autor la publicación.
El libro
El escorbuto es una enfermedad producida por la carencia o escasez grave de vitamina C (ácido ascórbico) en la alimentación, lo que se manifiesta en debilidad general, anemia, ulceraciones en las encías, gingivitis y hemorragias cutáneas, llegando incluso en algunos casos a producir la muerte. Fue una patología muy común entre las tripulaciones de los barcos que las grandes expediciones marítimas como las que protagonizó España desde finales del siglo XV, así como también entre aquellas poblaciones sitiadas y que no tenían aportaciones de alimentos frescos con vitamina C.
“Aunque la gloria del tratamiento contra el escorbuto se la llevó en el siglo XVIII el escocés James Lind, quien dio naranjas y limas a un grupo de navegantes y recibió el apodo del “Hipócrates del mar”, son muy destacables las aportaciones que casi dos siglos antes realizaron algunas personajes sevillanos a esta materia”.
El libro editado por el Colegio de Farmacéuticos sevillano y la Fundación Avenzoar se compone de dos capítulos. El primero aborda la base científica de la vitamina C y su relación con el escorbuto. El segundo profundiza en el relevante papel que personajes sevillanos desempeñaron en la obtención de un remedio contra esta enfermedad. “Aunque la gloria del tratamiento contra el escorbuto se la llevó en el siglo XVIII el escocés James Lind, quien dio naranjas y limas a un grupo de navegantes y recibió el apodo del “Hipócrates del mar”, son muy destacables las aportaciones que casi dos siglos antes realizaron algunas personajes sevillanos a esta materia”, destaca Joaquín Herrera.
Sevillanos y su vínculo con el escorbuto
En este caso, y "sin desmerecer nada el papel de Lind”, Herrera Carranza pone el foco sobre el sevillano Agustín de Farfán, médico de cámara de Felipe II, quien tras enviudar se fue a Nueva España (actual Méjico) y se hizo fraile. Allí también fue inspector de Farmacia y decano de la universidad local. En suelo americano escribió en el siglo XVI algunos de los primeros tratados de Medicina de dicho territorio, en los que, sin mencionar al escorbuto, describe la sintomatología (“hinchazón de encías, caída de dientes, etc.”) y recoge como tratamiento el “extracto de cítrico y alumbre”.
Otro sevillano relevante en este sentido es Pedro Mª González de Osuna, cirujano de la Armada Española y autor del Tratado de las enfermedades de la gente del mar. Este ursaonense fue el responsable médico de la expedición Malaspina, que entre 1789 y 1794 recorrió las costas de toda América –desde Buenos Aires a Alaska–, Filipinas, Australia y Nueva Zelanda, y en la que no faltaron naranjas por indicación de este médico. “Esta expedición se considera la primera de largo alcance de la historia en la que no hubo casos de escorbuto”, subraya el autor de este libro, editado precisamente en el periodo que se cumplen 500 años de la primera circunnavegación al mundo, liderada por Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, y que tuvo inicio y fin en Sevilla.
La publicación se ha editado precisamente en el periodo que se cumplen 500 años de la primera circunnavegación al mundo, liderada por Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, y que tuvo inicio y fin en Sevilla.
El autor
Joaquín Herrera Carranza, autor de Del escorbuto y los navegantes españoles, es doctor en Farmacia por la Universidad de Granada y ha sido profesor de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, a cuya Aula de la Experiencia sigue vinculado. Asimismo, también ha sido miembro del Comité de Expertos de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps), de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) e integrante del Comité de Ética del Instituto de Salud Carlos III y de la Comisión de la especialidad de Bioquímica Clínica del Ministerio de Sanidad, entre otros.
De forma paralela, es académico correspondiente de la Academia Iberoamericana de Farmacia y de la Academia de Farmacia Santa María de España, de la región de Murcia. También forma parte de la Cofradía Internacional de Investigadores de Toledo, de la Asociación Española de Farmacéuticos de Letras y Artes y del Patronato de la Fundación Farmacéutica Avenzoar.