Lunes, 16 de septiembre de 2024

Farmacia20 de agosto, 2024

“Los servicios de atención farmacéutica deben ser remunerados”

Luis Martín Lázaro, cofundador de LUDA Partners Luis Martín Lázaro, cofundador de LUDA Partners

Luis Martín, cofundador de LUDA Partners, los verdaderos valores de las farmacias radica en sus servicios asistenciales

LUDA Partners

“El farmacéutico es una figura fundamental para la ciudadanía y por tanto para el sistema sanitario”, afirma Luis Martín Lázaro, cofundador de LUDA Partners, en la última entrevista realizada en la que se abordaron diversas demandas del sector farmacéutico, con un énfasis particular en la remuneración de los servicios de atención farmacéutica, “un aspecto que aún queda por resolver en España”.

El sector farmacéutico está experimentando una transformación significativa debido a una población cada vez más envejecida y preocupada por su salud. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), se espera que en 2050 el 30% de la población española tenga 65 años o más, incrementando la demanda de servicios de salud, incluidos los ofrecidos por las farmacias. Este cambio demográfico presenta desafíos y oportunidades para el sector, que debe adaptarse para satisfacer las crecientes necesidades asistenciales de la sociedad. Sin embargo, esta transformación presenta retos en términos de viabilidad económica y competitividad.

Luis Martín, cofundador de LUDA Partners, sostiene que uno de los verdaderos valores de las farmacias radica en sus servicios asistenciales, los cuales deberían ser remunerados adecuadamente, ya que en su mayoría no lo son o lo son de manera insuficiente.

Martín destaca el rol del farmacéutico como un puente esencial entre los pacientes y el sistema sanitario. "El farmacéutico ofrece asesoramiento experto sobre medicamentos, garantiza su uso seguro y efectivo, y participa en la detección temprana de enfermedades, contribuyendo de manera significativa a la salud pública y a la eficiencia del sistema", explica. Sin embargo, a menudo se empuja a las farmacias, por diversos factores, a que su influencia se reduzca a la mera dispensación de medicamentos, cuando “su impacto es mucho más profundo”.

“La sostenibilidad económica de las farmacias es el tabú del que nadie habla”. Históricamente, los márgenes de beneficio han dependido en gran medida de la venta de medicamentos. No obstante, la regulación estricta de los precios de los fármacos ha llevado a que el beneficio radique en la parafarmacia y en servicios relacionados con las secciones de ortopedia, nutrición u óptica, entre otros. En este sector, "la competencia de grandes cadenas de parafarmacia y plataformas de comercio electrónico, que no cuentan con las boticas, han erosionado los beneficios de los establecimientos sanitarios".

El cambio demográfico en España, junto con una creciente preocupación por la salud, ha convertido estos servicios en esenciales.

En respuesta a estos desafíos, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España señala la digitalización como una tendencia ineludible. “Las farmacias están inmersas en un proceso de transformación digital, vendiendo cada vez más sus productos online a través de plataformas quick commerce o ecommerce de laboratorios. Sin embargo, la digitalización por sí sola no es suficiente a largo plazo”. Remarca el fundador de la red de farmacias.

En este contexto, “los servicios de atención farmacéutica se presentan como un diferencial clave para las farmacias”. Estos servicios, tienen un impacto directo y positivo en la salud de los pacientes. “Pese a su valor intrínseco, estos no están adecuadamente remunerados en muchos casos, lo que pone en riesgo su sostenibilidad”.

La remuneración de la atención farmacéutica se refiere a la compensación económica por los servicios prestados por los farmacéuticos. Como señala Luis Martín, “debemos entender que estos servicios pueden reducir significativamente las tasas de hospitalización y mejorar los resultados terapéuticos a largo plazo”. Martín Lázaro subraya que “un modelo de financiación adecuado no sólo valoraría este trabajo, sino que también permitiría a los farmacéuticos ofrecer un cuidado aún más personalizado y exhaustivo”.

Un ejemplo destacado de este enfoque es Italia, donde se ha implementado una tarifa adicional que varía entre 0,55 y 11 euros, dependiendo del tipo de medicamento. Este sistema no solo reconoce la contribución profesional de los farmacéuticos al sistema sanitario, sino que también va más allá de la mera venta de productos, valorando y compensando su labor integral en la atención del paciente.

En respuesta a las demandas del sector, LUDA Partners ha mejorado la comunicación entre los farmacéuticos a través de la tecnología y ha establecido un sistema de retribución por la ayuda dada a los pacientes. “El sistema de LUDA supone por tanto una recompensa a las farmacias que, al asistir a personas que necesitan medicamentos que no tienen, contribuyen a mejorar la atención sanitaria”, afirma Martín Lázaro.

La pandemia como punto de inflexión

La pandemia demostró la importancia de los farmacéuticos como profesionales de primera línea en la atención sanitaria, pero también reveló la necesidad de mayores apoyos y recursos para el sector. Los farmacéuticos desempeñaron un papel crucial en la educación sobre la prevención del virus, la distribución de mascarillas y la gestión de la demanda de medicamentos, entre otros. Sin embargo, este aumento en la carga de trabajo no siempre fue acompañado de un aumento en los recursos o la remuneración, poniendo de manifiesto las limitaciones del sistema actual.

Aunque los ciudadanos valoran positivamente el papel del farmacéutico como un profesional accesible y confiable, “es necesario que los responsables comprendan el valor que aportan al sistema sanitario para traducir esta percepción en un reconocimiento formal y una remuneración adecuada”.

En los próximos años, se espera que los farmacéuticos estén aún más integrados en el sistema sanitario, apoyados por tecnologías, estos profesionales podrán ofrecer servicios de manera más eficiente y efectiva, alcanzando a más pacientes y proporcionando un nivel de atención previamente inalcanzable. “Las innovaciones han hecho posible lo que hace una década parecía impensable”, afirma.

La conclusión es clara, “los servicios de atención farmacéutica deben ser remunerados adecuadamente para garantizar viabilidad y calidad del mismo, una mejor atención sanitaria y aprovechar al máximo el potencial de los farmacéuticos en beneficio de la salud pública”. Sin una compensación justa, el sistema sanitario pierde una valiosa oportunidad de mejorar y reducir los costes a largo plazo. Solo entonces se podrá asegurar que todos los ciudadanos reciban la mejor atención posible y que el sistema funcione de manera eficiente y efectiva.

 




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