Este año, del 22 al 28 de junio, se celebra la Semana Europea de la Leucemia.
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Entre 4.500 y 5.000 personas son diagnosticadas cada año en España con leucemia, un cáncer de la sangre provocado por una interrupción en la diferenciación o una diferenciación aberrante de las células hematopoyéticas, es decir, las células de la sangre con potencial de convertirse en glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas. La leucemia supone menos del 5% del total de tumores malignos y su pronóstico varía mucho dependiendo del subtipo de leucemia diagnosticado.
Así, aunque agrupadas bajo el mismo nombre, el doctor Adolfo de la Fuente, jefe del Servicio de Hematología de MD Anderson Cancer Center Madrid, explica que “existen cuatro subtipos de leucemias muy diferentes desde el punto de vista biológico y clínico”. En cuanto a su incidencia, también varía de forma relevante, siendo las leucemias más frecuentes la leucemia mieloide aguda y la leucemia linfocítica crónica, ambas con un 32% de incidencia; a continuación, estaría la leucemia mieloide crónica, con un 25%, y ya por último la leucemia linfocítica aguda, con un 11%.
Con motivo de la Semana Europea de la Leucemia, que se conmemora entre el 22 y el 28 de junio, el doctor de la Fuente ha querido destacar la heterogeneidad de una enfermedad no muy conocida. Debido a su heterogeneidad, es clave la detección y valoración precoz de la enfermedad y la comunicación constante con los pacientes y sus familiares. “Estamos ante un diagnóstico que genera mucha alarma y desasosiego, por lo que es muy importante explicàrselo al paciente, y también, por supuesto las opciones de manejo de la enfermedad y, durante el proceso, mantener una vía de comunicación continua y abierta”, destaca este especialista.
Una comunicación que se vuelve aún más importante ante un diagnóstico de leucemia linfocítica crónica, donde no siempre es necesario iniciar un tratamiento de forma inmediata. “Si la enfermedad no está ocasionando síntomas y no presenta signos de alarma o de riesgo de progresión, se puede iniciar una vigilancia sin tratamiento”, señala el doctor. “Esto no solo es correcto, sino que es la mejor manera de ayudar a la persona, que puede estar años en vigilancia sin tratamiento y sin problemas a causa de la enfermedad”, añade.
Así, aquí el problema no es tanto el manejo de la enfermedad como la explicación al paciente y sus familiares del porqué no se va a iniciar un tratamiento si existe un diagnóstico confirmado de cáncer. “Es necesario explicarlo muy bien para evitar que la persona y su familia se puedan sentir intranquilos y un poco perdidos”, apunta este experto.