Protegerse del sol, realizar comidas ligeras y mantenerse muy hidratado, principales consejos de los expertos.
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Muchas personas pasan meses esperando la llegada del buen tiempo y las altas temperaturas, pero cuando llegan acaban sufriendo las consecuencias que pueden tener sobre nuestra salud. En este sentido, existen tres niveles de riesgo en función de las temperaturas máximas previstas, distinguiendo entre situación de normalidad cuando las temperaturas no son superiores a 36,5ºC, situación de precaución (Alerta tipo 1) cuando la temperatura máxima prevista para ese día o alguno de los cuatro siguientes es superior a 36,5ºC y situación de alto riesgo (Alerta tipo 2) cuando la temperatura máxima prevista para ese día o alguno de los cuatro siguientes es superior a 38,5ºC.
Esta última situación respondería a las temidas “olas de calor”, episodios de temperaturas extremas muy altas que pueden tener efectos sobre la salud de la población, especialmente los más susceptibles: niños menores de un año dado que su cuerpo aún no ha adquirido suficiente destreza para regular su temperatura, niños obesos o desnutridos, o aquellos con fiebre o diarrea, personas con enfermedades crónicas cardiacas, renales o neurológicas o personas mayores
“Estas situaciones pueden llevar en algunos casos a tener consecuencias más graves como el agotamiento por calor o el golpe de calor, la popular “insolación”, llegando a ser mortal o a dejar importantes secuelas”, comenta el doctor Alvar Ocano, gerente médico de Aegon, “en el caso de los golpes de calor el cuerpo no es capaz de controlar la temperatura y podemos llegar a perder la conciencia, por lo que una medida inmediata es acudir a urgencias”, añade.
El riesgo más grave es el golpe de calor, pero existen otras situaciones de agotamiento por altas temperaturas y/o aparición de calambres que requieren también de cuidados de rehidratación. Una gran sudoración junto con sensación de debilidad o mareo, e incluso aparecen calambres musculares, dolor de cabeza, náuseas, etc., debe cesar toda actividad, beber líquidos y refrescar el cuerpo.
Para hacer que estos episodios de calor sean más llevaderos y menos dañinos para la salud, los expertos recomiendan:
Beber agua antes de tener sed
Quizás el consejo más importante en este tipo de situaciones sea ingerir líquido con frecuencia. Una continua hidratación, aunque no se sienta sed, es elemental para mantener el equilibrio entre nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Estas bebidas no deben estar nunca demasiado frías, siempre es mejor tomarlas a temperatura ambiente y lo ideal sería ingerir una cantidad de más de 2 litros de líquidos al día. Asimismo, no abusar de bebidas alcohólicas, con mucha cafeína o muy azucaradas es primordial, ya que pueden provocar una pérdida excesiva de líquido corporal.
El alcohol es un vasodilatador que provoca que el calor corporal ascienda hasta la superficie de la piel, provocando mayor sensación de calor del que realmente hace.
No excederse comiendo
Hacer comidas ligeras y evitar comidas copiosas y calientes ayuda en gran medida a reponer las sales minerales que se pierden con el sudor. Alimentos como verduras, hortalizas, ensaladas y gazpachos, así como futas de verano como el melón y la sandía son altamente recomendables por su alto contenido en agua y sales minerales. Alimentos más tradicionales como el jamón también aportan una valiosa dosis de sal que perdemos con el sudor.
Evitar las radiaciones solares
Protegerse del sol y evitar salir a la calle en las horas más calurosas del día es muy importante. En casa, hay que procurar abrir las ventanas para ventilar antes de las 08:30 de la mañana y después de esta hora oscurecer la habitación con persianas o cortinas para bloquear el sol será la mejor opción.
En el exterior es recomendable protegerse del sol y evitar salir a la calle en las horas más calurosas del día, entre las 12 del mediodía y las 3 de la tarde. En el caso del deporte al aire libre aumenta más esta franja, siendo lo ideal evitar las horas entre las 11 del mediodía y las 4 de la tarde.
Además, en verano y otros periodos de alta radiación solar es importante ser muy cauteloso con la exposición al sol para evitar sus efectos perjudiciales como el envejecimiento prematuro de la piel, quemaduras, insolación, manchas solares, lesiones cancerosas y cataratas.
Regulación de la temperatura corporal
Utilizar ropa transpirable, holgada y ligera, de colores claros ayudará a regular la temperatura corporal, así como prendas de lino y algodón que aporten mayor frescura
Además de la ropa que utilices, las duchas cortas y templadas antes de meterte en la cama pueden ayudarte. Los paños de agua fría también son muy aconsejables, aplicándolos en las partes más sensibles del cuerpo antes de irnos a dormir. Otra buena opción es mojarnos la nuca y dormir con el pelo algo húmedo, para tener esa sensación de frescor que nos hará dormir más tranquilos.
Los especialistas recomiendan, en el caso de los niños pequeños bañarlos y remojar su cuerpo con frecuencia. Por último, en el caso de tener posibles signos de problemas en nuestro cuerpo derivados del calor, es recomendable alejarte del sol, beber agua y tomar algo salado. Si la situación no mejora en 30 minutos es necesario la consulta con un profesional médico.