Viernes, 22 de noviembre de 2024

I+D14 de octubre, 2022

El Dolor Irruptivo Oncológico o DIO, es uno de los síntomas más temidos y agobiantes para estos pacientes

Dolor Irruptivo Oncológico El DIO merma en gran medida la calidad de vida de las personas con cáncer.

Un 59% de las personas con cáncer sufren estos episodios dolorosos.

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El Dolor Irruptivo Oncológico, conocido como DIO, uno de los síntomas más temidos y agobiantes para estos pacientes, con un alto impacto en su calidad de vida, pues actividades como caminar, trabajar, sociabilizar, dormir y el disfrute, en general se encuentran disminuidas. Según el documento Management of cancer pain in adult patients: ESMO Clinical Practice Guidelines del Dolor, un 59% de pacientes oncológicos sufren este tipo de dolor. Esto supone un coste sanitario por paciente de 2.941,60 euros al mes (88% son costes médicos directos y 7% costes indirectos por pérdida de productividad). Este coste es cinco veces mayor que en pacientes que no presentan estos episodios de dolor.

Qué es el DIO

El DIO consiste en una exacerbación transitoria del dolor que aparece sobre la base de un dolor persistente estabilizado, y que se caracteriza por su elevada intensidad, rapidez de instauración (generalmente súbita) y corta duración (usualmente inferior a unos 20-30 minutos). Los pacientes pueden presentar varios episodios a lo largo del día, 3 o 4 como media. Según el doctor Antonio Gómez Caamaño, jefe Servicio Oncología Radioterápica Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) y presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), ” el impacto negativo del dolor irruptivo en los pacientes oncológicos es muy pronunciado. Compromete la calidad de vida debido a su repercusión sobre la realización de las actividades diarias y genera ansiedad, tanto en los pacientes, como en sus cuidadores”.

"La desesperanza y perdida de significado que este tipo de síntoma puede producir genera distrés existencial".

“Impacta en múltiples dimensiones: el dolor físico que en el caso de DIO suele ser de severa intensidad aunque breve duración; impacta la esfera emocional generando miedo y angustia, muchas veces a las mismas funciones biológicas como orinar, toser, tragar o movimientos funcionales que son naturales en el día a día. La desesperanza y perdida de significado que este tipo de síntoma puede producir genera distrés existencial. El DIO puede limitar la vida social, al no querer ver amigos o familiares por la ocurrencia de este tipo de dolor e impacta con ello la esfera social”, añade el doctor Juan Pablo Leiva, jefe de Servicio Cuidados Paliativos Hospital de Manacor (Mallorca) y presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal).

Barreras

A pesar del impacto de este tipo de dolor, los profesionales médicos, se encuentran con un gran número de barreras para manejar y controlar el DIO. Entre ellas cabe destacar la falta de un abordaje multidisciplinar, la ausencia de protocolos específicos, la definición incompleta (en ocasiones múltiple), y la educación de los profesionales sanitarios y de los propios pacientes en torno a este tipo de dolor.

Los profesionales médicos, se encuentran con un gran número de barreras para manejar y controlar el DIO.

“El DIO es un problema que continuamos teniendo con frecuencia en nuestra práctica clínica diaria. La mejor manera de abordarlo es mediante sensibilización y formación. Con excesiva frecuencia, la sobrecarga asistencial y la fascinación que tenemos por toda innovación diagnóstica y terapéutica nos hace olvidar aspectos que son muy importantes para los pacientes, como el dolor”, comenta el doctor Gómez Caamaño. “La formación continuada es clave para el diagnóstico correcto de este tipo de dolor, con ello la prescripción acertada, evitando así otro tipo de complicaciones para el paciente”, añade el doctor Leiva.

Manejo del dolor irruptivo

Los expertos coindicen en la necesidad de llevar a cabo un call to action a la comunidad médica para mejorar el manejo del DIO. Y para ello ofrecen una serie de recomendaciones, como consolidar una definición universal de este tipo de dolor; diseñar una herramienta fácilmente manejable para su evaluación; proporcionar formaciones certificadas en manejo del dolor a oncólogos, enfermeros y médicos de atención primaria; individualizar el tratamiento, tomando en cuenta las condiciones personales y las características clínicas y sociales de cada paciente; desarrollar protocolos y equipos multidisciplinarios; y formar a los pacientes sobre sus síntomas y tratamientoo.

Los expertos coindicen en la necesidad de llevar a cabo un call to action a la comunidad médica para mejorar el manejo del DIO.

“El buen control del DIO evita que se desajusten las esferas de la vida de la persona (emocional, social…)”, explica el doctor Leiva. Y, por último, el doctor Gómez Caamaño, insiste en que “no tener dolor es la máxima aspiración del que lo padece".




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