I+D10 de enero, 2022
Es necesario formar a niños de primaria para evitar que el consumo de tabaco siga perpetuándose en la adolescencia
La prevalencia de tabaquismo entre los adolescentes es de un 30%, según Separ.
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El vapeo es la principal causa por la que los adolescentes se inician en el tabaquismo debido a su gran aceptación social y a la facilidad para conseguirlo, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). Esto muestra que es necesaria una intervención en el ámbito educativo entre los niños de educación primaria para concienciar sobre sus efectos y prevenir su consumo a través de talleres y actividades.
Estos programas de prevención deben incluir información actualizada sobre las nuevas formas de consumo de nicotina que se dan hoy en día y cada vez más entre los jóvenes, según el estudio "Nuevas formas de inicio al tabaquismo en adolescentes", realizado por el neumólogo Álvaro de Astorza Vergara y la enfermera, Marisa Escobar Povedano, ambos del Hospital de Can Misses de Ibiza y publicado en Prevención del Tabaquismo, la revista científica sobre tabaquismo de Separ.
En España, los adolescentes suelen comenzar a fumar a los 14 años, siendo su prevalencia de tabaquismo de casi el 30%, una cifra prácticamente igual que la de los adultos. “Por esto, los niños y los adolescentes deberían ser los grupos principales de intervención en la prevención del tabaquismo”, destacan los autores del trabajo.
Los resultados
La muestra del estudio está compuesta por 344 adolescentes de entre 12 y 18 años, de los cuales el 50,2% eran mujeres. Según los datos, la edad media de inicio del consumo es de 13 años, coincidiendo con los últimos estudios realizados a nivel nacional. Además, el producto más utilizado entre todos los encuestados es el cigarrillo electrónico. “Nos resulta llamativo que el vapeador sea el producto más consumido, lo que puede deberse al fácil acceso a los cigarrillos electrónicos que tienen los adolescentes, por escapar a las políticas de control de la venta de cigarrillos convencionales, unido a una gran aceptación social y al hecho de resultar más atractivo por su formato electrónico”, exponen los autores.
El 86,6% de los encuestados nunca habían fumado; el 6,1% eran ex-fumadores; el 4% eran fumadores activos y un 3,1% se consideraban vapeadores. En cuanto a los productos que fumaban, el 10,4% había probado en alguna ocasión el cigarrillo electrónico; el 8,4%, los porros; el 7,5%, el cigarrillo convencional; y el 4,9% la cachimba. “Sorprende que los porros tengan un porcentaje de consumo similar al cigarrillo, lo que indica que su consumo está normalizado entre los adolescentes y que el acceso a ellos, a pesar de ser una sustancia ilícita, no es difícil”, añaden los investigadores.
De entre todos los fumadores que participaron en la encuesta, la mitad se iniciaron con el cigarrillo convencional, un 30,7% con el vapeador, un 10,2% con cachimbas y un 8,9% con porros. “De esto se deduce que el cigarrillo convencional sigue siendo la principal puerta de entrada al inicio del consumo, pero que cada vez es más importante el porcentaje de los que se inician con el vapeador”, destacan.
El entorno social influye
El principal motivo por el que los jóvenes comienzan a fumar o a vapear es porque en su entorno se fuma, según el 48% de los encuestados (el 39,2% debido a sus amigos y el 9% porque algún familiar fuma). El segundo motivo para empezar es la diversión (el 37,5%), “lo que lleva implícito el contexto social (grupo de amigos), reforzando la idea de que en el inicio al tabaquismo hay, mayoritariamente, un componente social”, afirman los autores. Además, el 10,7%, afirmó que había empezado a fumar o a vapear porque le daba seguridad y el 3,5% porque contribuía a darles una buena imagen.
Hay un dato que preocupa en especial, ya que el 38,6% de todos los encuestados viven con fumadores o vapeadores, un porcentaje que supera la media estatal y autonómica. Además, cabe destacar otro dato alarmante, debido a que el 27,8% de los alumnos que fuman lo hacen con el conocimiento de sus padres, “lo cual es preocupante y nos hace pensar que la labor informativa necesaria ha de extenderse también al ámbito familiar”, dicen los científicos, que recuerdan que cuando los padres fuman hay una mayor probabilidad de que el hijo termine por convertirse en fumador habitual, en especial cuando son la madre o los hermanos los que fuman.