I+D10 de noviembre, 2020
Expertos asocian la cefalea en pacientes con Covid-19 a una mejor evolución de la enfermedad

Según un estudio del Vall d’Hebron, la pérdida de olfato y gusto es más frecuente si existe dolor de cabeza.
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Un equipo del Hospital Vall d’Hebron ha descrito que la presencia de cefalea en pacientes con Covid-19 se asociaría a una mejor evolución de la enfermedad. En el estudio han participado los Servicios de Neurología y de Inmunología del Hospital Universitario Vall d’Hebron y los grupos de investigación en Cefalea y Dolor Neurológico y en Inmunología Diagnóstica del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR).
La cefalea, juntamente con la anosmia (pérdida del olfato) y la ageusia (pérdida del gusto), son síntomas neurológicos frecuentes que se han asociado al Covid-19. Ante el desconocimiento de su capacidad de predicción del curso de la enfermedad, los investigadores de Vall d’Hebron decidieron definir y describir las características de la cefalea y buscar una asociación entre su aparición y el pronóstico de la Covid-19. Los resultados han sido publicados en la revista Cephalalgia.
El estudio analizó los síntomas y la evolución de 130 pacientes con Covid-19 que llegaron a Urgencias de Vall d’Hebron durante tres semanas entre marzo y abril de 2020. “El hecho de que parte de los pacientes fueran visitados por médicos con diferentes especialidades, permitió llevar a cabo estudios desde diferentes puntos de vista, que aportan información relacionada con síntomas que no solo son respiratorios”, explica la doctora Patricia Pozo Rosich, jefa del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del VHIR, especialista del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron y responsable del Migraine Adaptive Brain Center de Vall d’Hebron. De estos pacientes, 97 (un 74,6%) presentaban dolor de cabeza, aunque solo un 19,6% tenían historia clínica de migrañas episódicas previas a la enfermedad. En la mayoría, la cefalea era leve o moderada, pero en una cuarta parte de los pacientes, sobre todo mujeres y personas jóvenes, era más parecida a una migraña.
En relación a su evolución, los pacientes que presentaban cefalea cuando llegaban a Urgencias tenían una duración clínica de la Covid-19 aproximadamente una semana más corta: unos 24 días en total en los casos con dolor de cabeza, mientras que, en los casos sin cefalea, la durada media de la enfermedad era de unos 31 días. “Parece claro que la presencia de cefalea es un factor de buen pronóstico de la Covid-19 y podría servir para predecir su evolución”, destaca esta experta.
Los investigadores encontraron también una asociación entre la cefalea y la anosmia y la ageusia, ya que la pérdida de estos sentidos era mucho más común en personas con dolor de cabeza.
Neuroinflamación local, posible sistema de defensa
Una de las hipótesis explica que el virus podría imitar la aparición de la migraña, en la cual se genera una fuerte inflamación del sistema trigeminovascular, que provoca el dolor. “Esta inflamación local cercana a las fosas nasales serviría como sistema inicial de defensa contra el virus, que en las personas con cefalea sería más fuerte”, explica la doctora Pozo Rosich. “Si los pacientes tienen una mayor respuesta local, se evitará que el virus produzca una inflamación sistémica grave con liberación de una tormenta de citocinas”.
En este sentido, se estudiaron los niveles de IL-6, una molécula que, si aparece de forma sistémica, está muy implicada en la tormenta de citocinas que en muchas ocasiones provoca la muerte de los pacientes con Covid-19. En el caso de los pacientes con cefalea, se observó que los niveles de IL-6 eran más bajos y que, además, se mantenían estables a lo largo de la enfermedad.
Según los investigadores, esta hipótesis va en consonancia con la relación con la anosmia, ya que el virus actuaría no solo en el epitelio olfativo produciendo la pérdida de olfato, sino también en las ramas del nervio trigémino, muy cercano a las fosas nasales por donde entra el virus. En este sentido, sería necesario estudiar si la sensibilización del sistema trigeminovascular persiste cuando la infección por SARS-CoV-2 desaparece.