Un nuevo estudio pone de manifiesto que más de la mitad se han sentido tristes durante los últimos meses.
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El estrés y la ansiedad, determinantes en la calidad del sueño
La Sociedad Española de Neurología estima que entre un 20 y un 48% de la población adulta española tiene dificultades para iniciar o mantener el sueño, siendo el insomnio el problema más frecuente, en este sentido. Durante los últimos meses hemos vivido numerosos cambios en nuestro ritmo de vida, en la forma de llevar a cabo cosas tan habituales como trabajar o hacer deporte y también en la forma en la que nos comunicamos y relacionamos. La pandemia de Covid-19 nos ha afectado en muchos aspectos, pero principalmente a nuestra calidad del sueño.
Según un estudio elaborado por PiLeJe, laboratorio francés especializado en microbiota, micronutrición y fitoterapia, el 45% de los encuestados afirma que la pandemia ha afectado a la calidad de su sueño. Aunque lo realmente importante y preocupante es que el 88% de estas personas afirman que han dormido peor estos últimos meses que justo antes de la pandemia. En este sentido, el doctor Javier Albares, neurofisiólogo y especialista en sueño, explica que “la situación de incertidumbre en aspectos tan importantes como la salud, el trabajo y la situación económica, han aumentado los niveles de ansiedad de la población en general, y como consecuencia algunos trastornos del sueño como el insomnio”.
Tristeza y estrés, principales causas
Existen muchas causas que pueden determinar un deterioro de la calidad del sueño, entre ellas nuestro estado emocional. La situación provocada por la pandemia precisamente ha alterado el estado anímico de muchas personas, algo que la encuesta llevada a cabo por PiLeJe pone de relieve. Más de la mitad de los encuestados (53%) se han sentido tristes durante los últimos meses, el 43% también se han sentido ansiosos y el 41% han sentido estrés.
Tal y como explica el doctor Albares, “menos actividad física, menos exposición a la luz natural y más horas de exposición a la luz de aparatos digitales sobretodo en las horas previas al sueño, así como horarios irregulares de las comidas, han desajustado los relojes internos de mucha gente, provocando no sólo trastornos del ritmo circadiano del sueño, sino un mayor riesgo de desarrollar otros trastornos digestivos y metabólicos”.
El teletrabajo también ha supuesto la pérdida total o parcial de los principales sincronizadores de nuestros ritmos biológicos, entre ellos los del sueño. “Al estar más tiempo en casa, la mayoría de la población está menos tiempo al exterior, recibiendo menos cantidad de luz natural durante el día. A la vez, existe un aumento en el tiempo de exposición a pantallas, disminuyendo en contraste luz/oscuridad, necesario para tener una correcta calidad del sueño”, comenta el doctor Albares. “No hay que olvidar que el tiempo mínimo que deberíamos estar al exterior es de 2 horas al día para una buena salud circadiana y que no deberíamos utilizar aparatos digitales dos horas antes de dormir”.
Por otra parte, según este experto, el teletrabajo también ha provocado en muchos casos una vida más sedentaria, así como una mayor irregularidad en los horarios de las comidas y más tendencia al picoteo. Todos estos factores también empeoran el sueño, ya que la alimentación y la actividad física son los principales sincronizadores del ritmo de sueño junto a la luz/oscuridad. Por último, aconseja “evitar trabajar en el dormitorio y poner una hora límite de trabajo antes de cenar, para poder tener un tiempo de desconexión posterior. No hay que olvidar que para dormir bien hay que llegar descansado al momento de iniciar el sueño”.