I+D15 de marzo, 2021
Medicina personalizada: una nueva técnica de biología molecular predice ya el rechazo del trasplante
El rechazo humoral es la primera causa de pérdida del injerto y afecta a aproximadamente un 25% o 30% de los pacientes.
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Especialistas en trasplante de toda España han conocido de primera mano durante la ‘IX Reunión Detecta 2021, que ha organizado Astellas Pharma con el aval de la Sociedad Española de Trasplante (SET), las últimas actualizaciones sobre el rechazo mediado por anticuerpos (AMR), así como el papel que van a jugar las técnicas de biología molecular para ser más precisos a la hora de hacer el diagnóstico del rechazo humoral y lograr un abordaje mucho más personalizado del paciente que está trasplantado o requiere de un trasplante.
El rechazo humoral es la primera causa de pérdida del injerto y afecta a aproximadamente un 25% o 30% de los pacientes, según apunta el doctor Daniel Serón, coordinador de la Reunión Detecta y jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Vall d’ Hebrón de Barcelona. En esta tasa de incidencia se incluyen “los pacientes que necesitan un segundo trasplante y que, como han estado expuestos a antígenos de su primer donante, tienen un mayor riesgo de padecer un rechazo humoral”.
Para anticiparse a esta situación, los especialistas han analizado hasta ahora la similitud de tejidos entre donante y receptor mediante la determinación de unos antígenos que indican si existe o no compatibilidad. Sin embargo, una técnica basada en epítopos constituidos por un grupo de aminoácidos continuos en la secuencia de proteína, o conformacionales (eplets) podría suponer un gran avance en prevención del rechazo humoral mediante la adecuación de un tratamiento de supresión personalizado para cada paciente.
“Durante los últimos años se han desarrollado técnicas que permiten cuantificar muy bien cuáles son las pequeñas diferencias a nivel molecular, ya no de los antígenos, sino de cada antígeno, y esto se asocia al riesgo de tener rechazo humoral”, ha explicado el especialista. “Este es un punto importante porque se ha visto que no solo predice si va a salir mal el trasplante, sino que te da una idea de cómo ajustar el tratamiento de inmunosupresión en función de la disparidad entre donante y receptor”.
Actualmente, las personas trasplantadas reciben un tratamiento inmunosupresor de por vida cuyo propósito es evitar el rechazo del órgano, por lo que abandonar esta terapia o no cumplirla adecuadamente puede provocar la aparición de anticuerpos anti-HLA y, por lo tanto, la pérdida de injerto.
Por ello, la llegada de los eplets supone una optimización del uso de tacrolimus, el tratamiento estándar que reciben todos los pacientes trasplantados para evitar el rechazo del órgano trasplantado, mediante un abordaje mucho más personalizado que permite ajustar la cantidad de este inmunosupresor teniendo en cuenta las necesidades de cada paciente. “Tacrolimus sigue siendo la pieza fundamental para prevenir los rechazos de los pacientes trasplantados. La cuestión clave de cara a tacrolimus es cómo podemos optimizar su uso, cómo podemos adecuar la cantidad de tacrolimus que necesita un paciente de forma personalizada y esta técnica permite precisamente hacer este abordaje”, afirma el doctor Serón.
Además, durante este encuentro los expertos también han analizado las implicaciones que tendrán en el futuro inmediato los avances en el diagnóstico del rechazo humoral, debido a herramientas que son mucho más precisas. En este sentido, el doctor Serón ha hablado de un enorme avance debido a sistemas de análisis de imagen que están basados en técnicas como la inteligencia artificial y las redes neuronales, entre otros. “Estamos en plena transformación digital de los laboratorios de anatomía patológica. Esto quiere decir que las biopsias son fotografiadas y almacenadas en ordenadores. Este cambio permite obtener información de forma automatizada y acceder a todos aquellos datos que son monótonos y repetitivos, pero también saber y cuantificar si hay más o menos lesión”.
En este sentido, el coordinador de la Reunión Detecta ha aseverado que en el campo de la anatomía patológica se van a producir en cinco o seis años cambios muy importantes de la mano de la digitalización y su aplicabilidad. "Hoy estas técnicas ya existen y se encuentran en el proceso de traslación de la investigación básica a la aplicación clínica".