Margarita Alfonsel, Secretaria general de Fenin.
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El impacto transformador de la IA en la optimización de la atención médica
La atención sanitaria y la social evolucionan hacia un modelo más centrado en la comunidad de los pacientes que disminuya la dependencia respecto a los cuidados hospitalarios. Se trata de una transformación necesaria debido a factores como el envejecimiento de la población, el aumento del número de personas con enfermedades crónicas y de pacientes pluripatológicos, pero también por el hecho de que cada vez disponemos de más herramientas tecnológicas que posibilitan que los cuidados hospitalarios se trasladen al domicilio del paciente.
Existe además otro elemento importante en este cambio y es que, afortunadamente, el sistema tiende a tener en mayor consideración los deseos de las personas que, en general, prefieren vivir y ser atendidas en su domicilio, así como sus circunstancias personales y su entorno social y familiar. El objetivo no debe ser únicamente la cura o el control de la enfermedad, sino concebir al paciente en su globalidad, proporcionarle la mejor calidad de vida posible y atender sus necesidades emocionales y psicológicas. Algo que, de conseguirse, repercutiría además muy positivamente en una mejora de los resultados en salud y en el fomento de un envejecimiento activo y saludable, así como en la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario. No en vano un modelo eficiente de atención domiciliaria, centrado en determinados grupos de pacientes, aliviaría notablemente la carga asistencial, lo que a su vez se traduciría en ahorro de costes, al reducir el número de consultas presenciales y hospitalizaciones.
"El objetivo no debe ser únicamente la cura o el control de la enfermedad, sino concebir al paciente en su globalidad, proporcionarle la mejor calidad de vida posible y atender sus necesidades emocionales y psicológicas".
La atención no presencial se perfila, por tanto, como un elemento esencial en el actual modelo de atención sanitaria, si bien queda mucho camino por recorrer para que la prestación de estos servicios sea ordenada y bien planificada, y por supuesto que cuente con las infraestructuras y recursos necesarios. Algo para lo cual es preciso tener claros las ventajas, los retos y las oportunidades que nos brinda este tipo de atención, y que precisamente hemos abordado desde la Fundación Tecnología y Salud y la Fundación Edad & Vida, a través de un proyecto común que este pasado octubre vio la luz a través de la presentación del informe ‘Modelo de futuro: tecnología domiciliaria para el apoyo de la atención social y sanitaria’.
Este exhaustivo análisis proporciona una fotografía actualizada de la realidad de la atención domiciliaria en España y revela que aún estamos lejos de lograr su implantación generalizada, al tiempo que pone el foco en soluciones para lograrlo. Una de ellas pasa por apostar decididamente por políticas públicas de atención social y sanitaria, con una mejora de la organización, la formación y la inversión, sin olvidar que se requiere de una mayor coordinación entre el ámbito social y sanitario, que en estos momentos adolecen de fragmentación.
El impulso de la transformación digital es otra de las claves para el futuro de la atención domiciliaria. La pandemia de la COVID-19 ha puesto de evidencia el importante papel que juegan las herramientas digitales en la atención a distancia. No obstante, para sacar partido a todo su potencial, es fundamental construir sistemas para compartir la información, algo en lo que deberemos implicarnos todos los agentes sanitarios con el fin de superar el desafío que supone el tratamiento de los datos y su integración a todos los niveles.
"El impulso de la transformación digital es otra de las claves para el futuro de la atención domiciliaria. La pandemia de la COVID-19 ha puesto de evidencia el importante papel que juegan las herramientas digitales en la atención a distancia".
En todo este proceso, la implicación de los pacientes es esencial. En la senda hacia una atención domiciliaria, deberemos potenciar la educación sanitaria y la formación, y dotarles de herramientas que les ayuden no sólo a cuidar de su propia salud, sino también a aumentar su participación en la toma de decisiones que les afectan.
En definitiva, si queremos un modelo de sanidad más moderno y de calidad, más humanizado y sostenible, los agentes sanitarios debemos apostar y trabajar de manera coordinada en pro de un sistema que logre acercar la atención sanitaria y social a cada rincón y a cada domicilio donde se necesite… siempre lo más cerca posible de su elemento más importante: las personas.