Vivimos tiempos convulsos para la sanidad pública. Nuestro sistema sanitario sufre uno de los mayores retos hasta la fecha en cuanto a la capacidad de atender la demanda sanitaria de una población cada vez más envejecida, junto a una mayor población, lo que se traduce a una mayor presión asistencial.

Por el otro lado está la industria farmacéutica y sus visitadores médicos, los cuales tienen unos objetivos de número de visitas por día y frecuencia en el tiempo para promocionar los medicamentos y productos de sus laboratorios.

"Nuestro sistema sanitario sufre uno de los mayores retos hasta la fecha en cuanto a la capacidad de atender la demanda sanitaria".

Ambos trabajos dignos y necesarios: la inestimable e insustituible labor de la asistencia sanitaria que ofrecen los médicos y la necesaria información que transmiten los visitadores en cuanto a nuevas dianas terapéuticas, nuevos hallazgos de los nuevos fármacos, o afianzar los protocolos con el amplio arsenal terapéutico existente.

"La medicina de atención primaria y de familia detectó hace décadas el problema de acumulación de visitadores en sus centros".

El problema surge cuando para promocionar estos medicamentos hay que utilizar el tiempo de los médicos para atender a los pacientes. La medicina de atención primaria y de familia detectó hace décadas el problema de acumulación de visitadores en sus centros y comenzaron a elaborar listados en agendas de papel donde ordenar las visitas de los laboratorios. La manera de interactuar entre el sector médico y la industria se ha basado en una forma verbal y consensuada a través del acuerdo de unos días a la semana y de un número de laboratorios que el médico va a atender. Es entonces cuando, ante la necesidad de cumplir los objetivos por parte del visitador, empiezan a relajarse los días establecidos de visitas por la buena intencionalidad de los médicos, y a mostrarse una saturación en cuanto a las visitas que reciben al día de los laboratorios.

“La visita médica representa a una industria de vanguardia que sigue gestionando sus visitas con herramientas del pasado”.

Por otra parte, el visitador médico tiene una creciente dificultad para concertar citas con los profesionales sanitarios. La industria farmacéutica y biotecnológica, una de las más punteras y avanzadas del mundo, sigue utilizando los métodos de visita del siglo XX. Cogiendo citas en agendas de papel, enviando correos electrónicos a secretarías, buscando un hueco entre pacientes. Con el mismo sistema de los últimos 30 años, ¿se pretende conseguir resultados diferentes?  Es la pregunta que me hago. El resultado son más tareas para los médicos que atienden estas visitas y más presión para los visitadores que ven como su pool de prospectos se reduce en horarios y días de visita.

"La industria farmacéutica y biotecnológica, una de las más punteras y avanzadas del mundo, sigue utilizando los métodos de visita del siglo XX".

Este problema no es únicamente entre industria farmacéutica y profesionales sanitarios. Los gestores de la sanidad pública y Farmaindustria, la patronal que representa a estos laboratorios, también deben jugar un papel importante. En 2003 publicaron en su revista: "Farmaindustria se une a la preocupación y reclama una nueva reorganización de la visita, para integrarla en la actividad asistencial de los profesionales sanitarios, con el compromiso de garantizar de forma permanente la calidad formativa de aquélla". De esto también van a cumplirse 20 años.

"Los gestores de la sanidad pública y Farmaindustria, la patronal que representa a estos laboratorios, también deben jugar un papel importante".

Como profesional de la industria farmacéutica, tengo la firme convicción de que la solución pasa por la digitalización de la actividad promocional presencial. De igual manera que los pacientes asisten a sus citas mediante plataformas digitales, los médicos deberían poder disponer de su tiempo, optimizándolo y fijando sus capacidades para atender a los visitadores. Los visitadores, a su vez, deberían de ser atendidos como se merecen, sin esperas en pasillos y garantizando que van a ser recibidos.

No debería ser algo tan lejano, en una sociedad avanzada como la nuestra, que médicos y visitadores trabajasen en las condiciones que se merecen, con herramientas que fomenten la relación profesional entre ambos sectores.