Juan Jesús Ruiz Martín-Niño
Profesor de Universidad en UNIE y psicólogo general sanitario en Psicolink
juanjesuruiz@cop.es

Los datos corroboran algo que venimos observando en las consultas de psicoterapia, (en mi caso también como psicólogo deportivo), y es el aumento significativo de la demanda de servicios relacionados con la salud mental de la población. (Ver El 34% de los españoles reconoce que tiene problemas de salud mental, Infocop).

El estilo de vida, la complejidad de las relaciones familiares, sociales y sentimentales, los creencias y valores cambiantes y diversos de la sociedad en la que vivimos, la relación disfuncional con la tecnología, el ocio, entre otras muchas se observan como las principales circunstancias que afectan a la salud mental. Provocando en las personas una dificultad para la adaptación a estas exigencias, que en un porcentaje muy significativo de la sociedad son ya de primera necesidad.

Un aspecto recurrente de mi trabajo diario son las creencias de las personas que pueden poner en peligro su autoestima (que sería el valor o estima que tenemos en nosotros mismos). Por ejemplo, el perfeccionismo, la persona empieza a pretender que la realidad le devuelva exactamente aquello que es capaz de desear, o imaginar. La realidad no suele correspondernos con ese perfeccionismo al que es capaz de llegar nuestras capacidades mentales. El antídoto a este tipo de creencias limitante sería la excelencia (dar de nosotros aquello que podemos en cada momento y aprender a tolerar lo que la realidad nos devuelve).

Otro aspecto sería la necesidad de aprobación, esta nos pone en una constante evaluación frente a los demás. Es como si fuéramos haciendo exámenes todos los días, con todas las personas y esperando un sobresaliente en todos ellos. Llega un momento de agotamiento emocional. Lo sano sería aceptar que los demás nos acepten, o no. Pueden aprobar, o no, lo que hacemos. Pero nunca debemos de dejar en manos de nadie el que nos haga sentir menos como persona.

La necesidad de amar y ser amado hace que las personas pierdan la perspectiva con respecto al amor que es importante que sientan por sí mismas. En ocasiones renunciamos a respetarnos a nosotros mismos a favor de que los demás nos muestren un poco de amor. El respeto a nosotros mismos es la base de la autoconfianza. Sin ella, se hace más complicado el amor hacía los demás.

La necesidad de logro, si no conseguimos algún premio, objetivo, trabajo, etc., significa que algo intrínseco a nosotros mismos no vale. Esta creencia hace que reaccionemos a situaciones como; superar un examen, una oposición, un trabajo, o tener pareja, ser popular o tener un estatus social. Sienten que ellos son realmente el problema. Que sólo son valiosos tanto en cuanto consiguen logros. En este caso es interesante preguntarse: “Si soy lo que logro, consigo y tengo, y alguien me lo quita, ¿quién soy?”

La omnipotencia, es una de las creencias más “invisibles” y nocivas (junto con la del perfeccionismo) que se observan en psicoterapia. Esta consistiría en sentir que podemos hacerlo todo. Que siempre encontraré la forma de ayudar a los demás. Que soy imprescindible para que los demás, y las cosas, salgan adelante y estén bien. Digamos que la persona empieza a relacionarse consigo misma, con las cosas del mundo y los demás como determinante. Cuando lo sano sería hacer todo lo posible por ser importante. Aspirar a ser determinante, o lo que sería peor, serlo, dejaría un escenario muy complicado para la salud mental de estas personas.

Hablaré por último de otra creencia, la necesidad de anular, o robarle, los derechos a los otros. Consiste en que la persona decide, de forma obsesiva, hacer muchos méritos, o hacer excesivas buenas conductas para los demás, con el objetivo de “robarles” el derecho a señalar cualquier situación en la que no ha tenido mucho “mérito”, o no ha hecho algo “tan bueno”. Son personas que se desgastan en las “buenas acciones” por los demás, y no encajan bien las críticas.

Estas y otras creencias más, como la falta de autonomía (dejar en manos de factores externos tu propio estado de ánimo) hacen que la autoestima de las personas sea vulnerable frente a las exigencias de su día a día. Conocerlas, detectarlas y saber cómo resolverlas, teniendo en cuenta variables como el estilo de apego y afrontamiento, manejo emocional, personalidad, etc. Hace que la salud mental de las personas mejore. Ojalá seamos capaces de seguir normalizando y visualizando este tipo de realidad social. Y humana. Gracias.