El cáncer continúa siendo la principal causa de muerte en el mundo. Según los datos de la International Agency for Research on Cancer (IRCA), en 2020 se diagnosticaron aproximadamente 18,1 millones de nuevos casos. Sus previsiones apuntan a que la cifra aumentará hasta superar los 28 millones de casos en 2040.

En la actualidad, se estima que entre el 30 % y el 50 % de los casos de cáncer se podrían evitar reduciendo los factores de riesgo y aplicando estrategias basadas en prevención, detección temprana y garantizando una atención y tratamientos adecuados.

El cáncer es una enfermedad compleja que nos enfrenta a grandes desafíos para los que la biotecnología ofrece respuestas a través de herramientas y enfoques innovadores como la inmunoterapia, la terapia génica, el estudio del ARNm y su posible aplicación en vacunas, la nanotecnología, la biopsia líquida, el desarrollo de biomarcadores específicos o las células CAR-T, entre otros.

Así lo demuestran los datos del pipeline de AseBio, que revelan que el 63 % de las líneas de investigación con candidatos a medicamentos (350 líneas de investigación de compañías nacionales y de multinacionales con filial en España) van dirigidas a buscar un tratamiento para el cáncer. Además, el 28 % de los productos para diagnosticar enfermedades desarrollados por nuestras compañías socias van dirigidas al cáncer.

La lucha contra el cáncer se nos presenta como un campo con varios frentes de batalla. Hablamos de una enfermedad que tiene que abordarse desde distintas perspectivas como los avances en el campo de la detección precoz y los cribados, tal y como defiende la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este sentido, entre los socios de AseBio que están realizando avances disruptivos se encuentra Amadix, una compañía de biomedicina especializada en la detección temprana del cáncer en biopsia líquida.

A través de estas técnicas se pueden identificar biomarcadores en la sangre que indican la presencia de células cancerosas e, incluso, de lesiones premalignas. De esta forma, a partir de muestras obtenidas mediante procedimientos no invasivos se mejora la detección y el pronóstico del cáncer y, en ocasiones, podemos adelantarnos a la enfermedad detectando lesiones premalignas sobre las que actuar.

Otra de las áreas cruciales en la lucha contra el cáncer y en la que la biotecnología está desempeñando un papel fundamental es el Drug Discovery. El descubrimiento de nuevos fármacos y opciones terapéuticas gracias a la biotecnología nos sitúa ante un horizonte esperanzador gracias al trabajo de empresas biotecnológicas como PharmaMar.

PharmaMar es una de las empresas decanas de la biotecnología española y fue pionera en buscar nuevos compuestos terapéuticos en el mar que dieran respuesta necesidades médicas no cubiertas, ya que el 75 % del mar está aún por explorar y su biodiversidad es mucho mayor que la de los ecosistemas terrestres. En 2007, el trabajo pionero de la compañía se tradujo en la aprobación del primer antitumoral de origen marino a nivel mundial, y el primer producto español al que la Agencia Europea del Medicamento dio luz verde para el tratamiento del sarcoma de tejido blando.

A lo largo de los últimos años, los tratamientos oncológicos han evolucionado de una forma exponencial hacia una medicina personalizada, molecular y de precisión. Estamos siendo testigos de cómo la quimioterapia convencional de alta toxicidad se va sustituyendo por tratamientos dirigidos a dianas concretas que cumplen con funciones vitales en la propagación de los tumores. Por ejemplo, la comprensión de la respuesta inmune ha permitido el desarrollo de anticuerpos monoclonales y la comprensión del papel que juegan las modificaciones en el ADN en el cáncer ha motivado el desarrollo de fármacos epigenéticos, un campo en el que destacan biotecnológicas como Oryzon.

En esta línea, la epigenética de LSD1 y otras dianas sirven para desactivar vías tumorales, provocando la diferenciación de la célula cancerosa o bien haciéndola visible al sistema inmune. Oryzon tiene un inhibidor de la diana epigenética LSD1, iadademstat, que ha demostrado eficacia en grupos de paciente que responden mal a las terapias actuales, como son los pacientes con mutaciones en p53, en K-Ras o pacientes con LMA mielomonocítica.

Por último, tenemos que hablar de los avances en el campo de la genética.  Los estudios genéticos desempeñan un papel crucial en la prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento del cáncer, permitiendo un enfoque más preciso y personalizado para cada paciente. Los estudios genéticos posibilitan la identificación de la predisposición genética, personalizar los tratamientos, realizar pronósticos más precisos e identificar biomarcadores genéticos y moleculares que pueden servir como objetivos terapéuticos o indicadores de respuesta a los tratamientos.

Ante este escenario, por ejemplo, se está poniendo el foco en la longitud de los telómeros y su asociación con un mayor riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer. Life Length ha desarrollado un test capaz de realizar una medición de los telómeros críticamente cortos gracias al desarrollo de una tecnología basada en imagen con la que son capaces de ver cada telómero de todas las células: HT-Q-FISH, hibridación in situ fluorescente y cuantitativa de alta capacidad.

Estos son sólo algunos ejemplos de cómo la industria biotecnológica está logrando significativos avances contra el cáncer en áreas con altas necesidades clínicas. En los 25 años de historia que AseBio celebra este 2024, hemos trabajado codo con codo con estas y otras biotech que apuestan por innovaciones disruptivas con un alto impacto en la calidad de vida de las personas con cáncer y en el pronóstico de su enfermedad.

En este Día Mundial contra el Cáncer, desde AseBio reiteramos que necesitamos continuar apoyando e impulsando la investigación, el desarrollo y la innovación, así como garantizar el acceso de los pacientes a los nuevos medicamentos y enfoques terapéuticos que está aportando la biotecnología y que está transformando el abordaje del cáncer.