Sabado, 23 de noviembre de 2024

Opinión24 de enero, 2021

Paciente frágil y prefrágil: dos perfiles clave

Fernando Mugarza, director de Desarrollo Corporativo y Comunicación de la Fundación IDIS

Fernando Mugarza, director de Desarrollo Corporativo y Comunicación de la Fundación IDIS.

Pharma Market

Continuamos atravesando el complejo, arduo y difícil entorno generado por la pandemia de la Covid-19 y en este momento las cifras y datos no dejan de generarnos la incertidumbre y la zozobra motivada por el incremento de personas contagiadas, hospitalizadas, ingresadas en unidades de cuidados intensivos y desgraciadamente fallecidas. Todo parece indicar que si no se interponen las medidas de prevención establecidas de una forma rigurosa y responsable por parte de todos vamos a tener estos primeros meses del año complicados a pesar del inicio de la vacunación.

Este periodo de pandemia nos ha enseñado muchas cosas en todos los ámbitos, no solo en el sanitario, también en el social, en el político y por supuesto en el económico. En todos ellos coexiste una palabra que se ha erigido como candidata a ser trending topic”, resiliencia, entendida esta como la capacidad de adaptación y superación del ser humano a entornos cambiantes, traumáticos y complicados como el actual.

Hemos sido y continuamos siendo resilientes a todas las formas de expresión de este periodo prolongado en el tiempo y en el contexto de la salud y la sanidad muy especialmente. Resilientes a la contundencia y cicatería de los datos que encierran en sí mismos el sufrimiento de aquellos que han perdido a un familiar o a un allegado en esta dura batalla por la vida, la de aquellos que han sido afectados por la enfermedad, la de quienes han sido contagiados, pero no han desarrollado síntomas y han tenido que pasar el consiguiente tiempo de aislamiento y cuarentena y la de todos en general por la situación en sí, con todos los condicionantes y consecuencias que la pandemia está generando a todos los niveles.

Incertidumbre, inseguridad, recelo, preocupación, desasosiego y tristeza son palabras que se vierten con una mayor frecuencia a lo largo de este tiempo que sin duda nos ha cambiado a todos, ha cambiado actitudes y formas de ver y afrontar la vida.

En este contexto de transformación y resiliencia, hay una situación que me gustaría resaltar, la de las personas que se encuentran en situaciones de fragilidad o incluso de prefragilidad, entendiendo el primer concepto como el “estado clínico que aumenta la vulnerabilidad de un individuo para desarrollar dependencia y/o aumentar la mortalidad cuando es expuesto a un factor de estrés”, según refleja el Libro Blanco de la Fragilidad elaborado por laInternational Association of Gerontology and Geriatrics y la Sociedad Española de Medicina Geriátrica. Corresponde a personas que conservan su independencia de una forma precaria, sufren deterioro funcional, y que en un momento dado pueden transformarse en dependientes; y el de prefragilidad que representa un estadío previo y afecta generalmente a pacientes con una patología crónica que requieren atención médica en los diferentes niveles asistenciales, pero que pueden ser monitorizados y controlados desde la Atención Primaria (My Active and Healthy Ageing – European Union Funding for Research and Innovation -).

Identificar estas situaciones clínicas es muy importante, pues cogidas a tiempo permiten desarrollar planes de actuación personalizados que permitan prevenir su avance y desarrollo o al menos retrasar sus consecuencias e impacto a nivel personal y social.

Proyecto FACET

El proyecto FACET (FrAilty Care and wEll funcTion) que tiene el objetivo de mejorar el tratamiento médico de las personas mayores con fragilidad financiado por el programa EIT-Health de la Unión Europea (UE) y que corresponde a una iniciativa conjunta en la que participan el Hospital de Getafe, el Hospital de Albacete, la Universidad Politécnica de Madrid, Atos y GMV, cumple con este objetivo.

Así, aprovechando las ventajas que ofrece la tecnología, en concreto las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la monitorización de los pacientes frágiles se produce en domicilio, a través de diversos sensores que permiten registrar la evolución de las variables más relevantes asociadas a su fragilidad. Algunas de ellas son la velocidad de la marcha, las levantadas desde una silla, la adherencia al tratamiento o el estado nutricional, entre otras funcionalidades, además de tener el paciente o su entorno la capacidad de establecer contacto con el médico de referencia para solventar dudas acerca de los tratamientos prescritos y recibir recordatorios en forma de mensajes sobre las actividades y hábitos saludables que debe llevar a cabo (ejercicio, alimentación, etc.) mediante una app instalada en el móvil de la persona monitorizada.

Este es un buen ejemplo de colaboración entre diversas instituciones y empresas, públicas y privadas, en el que la medicina y la tecnología se dan la mano, es una buena muestra de todo lo que pueden aportar este tipo de sinergias y estrategias conjuntas en beneficio del paciente y en este caso en concreto de aquel que es frágil y por lo tanto más vulnerable, especialmente en tiempos tan complejos y difíciles como los que nos está tocando vivir.




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