Concienciados18 de diciembre, 2021
Samuel Peral, superviviente de leucemia: "A todos los niños con cáncer y sus familiares: nunca perdáis la esperanza”
El protagonista de esta historia cuenta por qué corrió más de 300 kilómetros y qué consiguió con este objetivo.
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A los 10 años, Samuel Peral se encontró con una circunstancia que cambió su vida: una leucemia linfoblástica aguda. Desde entonces, tuvo que recorrer un duro camino en el que encontró el apoyo de familiares, amigos y la Fundación Blas Méndez Ponce. Ahora, ya recuperado de su enfermedad, decidió devolver la ayuda que le ofreció esta organización. En algo más de un mes corrió 325 kilómetros en tres etapas distintas: La Pedriza- Torrelodones, Torrelodones-Oco (Ávila, su pueblo natal) y Madrid-Segovia. Tres retos con el objetivo de recaudar fondos para la Fundación. ¿Lo consiguió? Él mismo nos lo ha contado en plena naturaleza, cerca de la montaña, lugar donde él suele pasar mucho tiempo.
Las etapas
Samuel explica que la Fundación Blas Méndez Ponce le ayudó mucho tanto a él como a su familia. “Este verano tuve bastante tiempo y como yo estoy mucho en la montaña, pensé en unir ambas cosas. Primero solo me planteé un reto, en hacer Cuerda Larga, y al final fui sumando objetivos y salieron tres distancias de 300 kilómetros”.
"Primero solo me planteé un reto, en hacer Cuerda Larga, y al final fui sumando objetivos y salieron tres distancias de 300 kilómetros”.
Los destinos escogidos tienen un porqué. Él nos los matiza: “La primera distancia fue Cuerda Larga porque como todos los días estoy en la montaña realizando tramos pequeños pensé en unirlo todo. La segunda, fue desde Torrelodones, donde resido actualmente, hasta mi pueblo en Ávila, Oco, que salieron 118 kilómetros; y la tercera, Madrid-Segovia que hacía mucho tiempo que quería hacer”.
"En ninguna de las dos primeras carreras fui solo porque siempre se unía mucha gente".
Peral asegura que en ningún momento estuvo solo: “Yo ofrecí que la gente que quisiera me acompañase y que a cambio hicieran una donación de al menos 5 euros a la Fundación. Podrían acompañarme cuando quisieran y en los tramos que les apeteciera. De hecho, en ninguna de las dos primeras carreras fui solo porque siempre se unía mucha gente. En la de Ávila estaba mi familia y en los últimos ocho kilómetros me acompañó mucha gente del pueblo.
En la Madrid-Segovia, al ser carrera oficial no pudieron acompañarme, pero dos amigos que estuvieron conmigo en carreras anteriores también se inscribieron y me ayudaron bastante hasta el kilómetro 50”.
En cuanto a la etapa más dura fue la última: “Ya llevaba mucha carga. Empecé un 7 de agosto y acabé un 18 de septiembre. En 42 días realicé 325 kilómetros y tenía fatiga acumulada. Esa fue en cuanto a carga, pero la más dura fue la primera porque eran más de 3.000 metros de desnivel y al final pesaban las piernas”.
Al correr durante 100 kilómetros hay mucho tiempo para pensar, y Samuel reconoce que tuvo momentos difíciles, sobre todo, en el último reto. “En el kilómetro 70 mi cabeza sufrió un poco, pasado Cercedilla era todo subida y los últimos 20 kilómetros desde el Puerto de la Fuenfría eran de bajada, y ahí me dio un momento de bajón. Justo llamé a mi chica y me derrumbé, pero me dio muchos ánimos al igual que mi familia. Al final tenía un buen motivo y por eso la terminé”.
"En la última carrera me dió un bajón, llamé a mi chica y me derrumbé, pero me dio muchos ánimos al igual que mi familia. Al final tenía un buen motivo y por eso la terminé”.
Al concluir las tres etapas el cuerpo de Samuel perdió algo de energía y por ello tuvo que estar algún tiempo a medio gas. “Yo me dedico al atletismo y triatlón, y por ello no podía tener un descanso real. Ahora ya estoy recuperado del todo”.
Pasión por el deporte
Asegura que el deporte siempre le ha gustado y por eso se dedica a ello. “Desde que cursé primero de bachiller siempre quise dedicarme al deporte. Jugué al fútbol en el Atlético de Madrid y en el Móstoles. Tras mi primera lesión de rodilla empecé a correr a modo de rehabilitación y fue cuando me enganchó. Actualmente, trabajo también de entrenador personal y siempre trato de inculcárselo a todo el mundo”.
"Desde que cursé primero de bachiller siempre quise dedicarme al deporte. Jugué al fútbol en el Atlético de Madrid y en el Móstoles".
Cuando le detectaron leucemia linfoblástica aguda con 10 años no era consciente al cien por cien de lo que le pasaba, pero tuvo que dejar toda actividad deportiva. “Yo entonces estaba en el Atlético de Madrid y era capitán de mi equipo. Recuerdo que tuve que dejar toda actividad física, no solo por precaución sino porque no tenía energía y luego cuando quise volver no podía hacer la actividad que yo quería, de hecho me llamaron para que volviese a jugar al fútbol, y no pude. Al final lo asemejo a una lesión más. El parar la primera vez es duro, pero hay que tener la cabeza fría. En el primer momento te frustras, te quieres ir por todos lados, pero al final lo mejor es tener paciencia, seguir hacia delante y, sobre todo, rodearte de gente que te ayude”.
"El parar la primera vez es duro, pero hay que tener la cabeza fría. En el primer momento te frustras, te quieres ir por todos lados, pero al final lo mejor es tener paciencia seguir hacia delante y sobre todo rodearte de gente que te ayude”.
El papel de la Fundación
La Fundación Blas Méndez Ponce resultó vital en este momento, pues siempre estaba ahí, en el momento que la necesitaras. Sus actividades intrahospitalarias, los talleres o simplemente con su compañía ya era suficiente. Uno de sus puntos fuertes son los viajes que hacen a través de toda la geografía española, puntualiza emocionado Samuel Peral. “Dan todo ‘por sus niños’, como dice Milagros Ponce, la fundadora”.
Como último mensaje, Samuel Peral quiere transmitir a todos los niños con cáncer y a sus familiares que nunca pierdan la esperanza… “Al final es una etapa que me ha tocado vivir. Afortunadamente, yo he salido hacia delante aunque sé que mucha gente se ha quedado, pero también te da muchos amigos, la Fundación, conoces a mucha gente muy buena y de corazón. Sobre todo, decirles que no pierdan la esperanza, hay épocas muy malas y muy buenas, y ante todo hay que seguir y vivir el día a día”.
"Sobre todo, decirles que no pierdan la esperanza, hay épocas muy malas y muy buenas, y ante todo hay que seguir y vivir el día a día”.
Finalmente, Samuel lo consiguió. Gracias a sus tres retos logró recaudar más de 6.000 euros para la Fundación Blas Méndez. Pero si aún quieres formar parte de los retos de Samuel Peral, estás a tiempo… Puedes hacer tu aportación a través de la web de la ONG en el apartado "Donar".
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