I+D29 de octubre, 2022
El 25% de la población sufrirá un ictus a lo largo de su vida, pero en España solo un 50% de la población reconoce sus síntomas
Más del 60% de los casos ocurren en personas menores de 70 años y el 16% en personas menores de 50 años.
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Cada 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ictus y por este motivo desde distintas instituciones y sociedades científicas realizan acciones para dar a conocer más aspectos sobre este trastorno. Este es el caso de la Sociedad Española de Neurología (SEN) que ha manifestado su deseo de concienciar sobre esta enfermedad ya que es la primera causa de discapacidad, la segunda causa de muerte y también el segundo motivo de deterioro cognitivo en la población adulta. Este año, en todo el mundo, 12,2 millones de personas sufrirán un ictus, y 6,5 millones (más de la mitad), fallecerán por esta enfermedad. Además, se estima que más de 110 millones de personas que ha sobrevivido a un ictus viven con discapacidad.
Solo en España, según datos de la SEN, unas 110.000 personas sufren un ictus cada año, de los cuales al menos un 15% fallecen y, entre los supervivientes, en torno a un 30% queda en situación de dependencia funcional. En España, el ictus constituye la primera causa de mortalidad en las mujeres, la segunda en hombres y la primera causa de discapacidad tanto en hombres como en mujeres: más de 350.000 personas presentan alguna limitación en su capacidad funcional como consecuencia de esta enfermedad.
Más de 110 millones de personas que ha sobrevivido a un ictus viven con discapacidad.
Causas del ictus
“El ictus se produce como consecuencia de la alteración del flujo sanguíneo que llega al cerebro. En más del 80% de los casos, la causa es la obstrucción de alguno de los vasos que suministran sangre al cerebro, generalmente por un coágulo: es lo que se denomina ictus isquémico. Pero también puede producirse por la rotura en alguno de estos vasos: es lo que llamamos ictus hemorrágico”, explica la doctora Mar Castellanos, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN. “No obstante, independientemente del tipo de ictus que se padezca, siempre estaremos hablando de una urgencia médica, porque cuanto más tiempo pase sin flujo sanguíneo una zona de nuestro cerebro, mayores serán las consecuencias”.
"Independientemente del tipo de ictus que se padezca, siempre estaremos hablando de una urgencia médica, porque cuanto más tiempo pase sin flujo sanguíneo una zona de nuestro cerebro, mayores serán las consecuencias”.
Este trastorno es una emergencia médica porque es una enfermedad tiempo-dependiente, es decir, cuanto más temprana sea su detección, el acceso a las pruebas y al tratamiento, mayor será la probabilidad de sobrevivir a esta enfermedad y mayor también la de superarlo sin secuelas importantes.
Síntomas
A pesar de que se estima que 1 de cada 4 personas en edad adulta sufrirá un ictus a lo largo de su vida, en España solo un 50% de la población sabría reconocer los síntomas de esta enfermedad:
- Pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo. Generalmente afecta a una mitad del cuerpo y se manifiesta sobre todo en la cara y/o en las extremidades.
- Alteración brusca en el lenguaje, con dificultades para hablar o entender.
- Alteración brusca de la visión, como pérdida de visión por un ojo, visión doble o pérdida de la visión en algún lado de nuestro campo visual.
- Pérdida brusca de la coordinación o el equilibrio.
- Dolor de cabeza muy intenso y diferente a otros dolores de cabeza habituales.
“Los síntomas del ictus generalmente se producen de forma brusca e inesperada y, aunque habitualmente los pacientes suelen experimentar varios de estos síntomas, solo con identificar uno de ellos es motivo suficiente para que se llame al 112. Incluso aunque los síntomas desaparezcan a los pocos minutos, hay que acudir a Urgencias”, señala la Dra. Mar Castellanos. “Por esa razón, y por segundo año consecutivo, la campaña del Día Mundial del Ictus está centrada en que organizaciones de todo el mundo nos unamos para tratar de aumentar el conocimiento que la población tiene sobre sus síntomas, porque reaccionar a tiempo es esencial para sobrevivir o para no sufrir una discapacidad por esta enfermedad”.
“Los síntomas del ictus generalmente se producen de forma brusca e inesperada y, aunque habitualmente los pacientes suelen experimentar varios de estos síntomas, solo con identificar uno de ellos es motivo suficiente para que se llame al 112".
Prevención
Al mismo tiempo que es vital reconocer los síntomas, es también muy importante la prevención de esta enfermedad. Aunque la incidencia de los ictus aumenta significativamente con la edad, más del 60% de los casos ocurren en personas menores de 70 años y el 16% en personas menores de 50 años. Es decir, que aunque la edad sea un factor de riesgo que no se puede modificar, también influyen otros factores.
El factor de riesgo más importante para la aparición de ictus es la presión arterial alta. Pero también otros como el tabaquismo, la inactividad física, la dieta poco saludable, la obesidad, el consumo de alcohol excesivo, la fibrilación auricular, los niveles elevados de lípidos en sangre, la diabetes mellitus, la genética, el estrés... La mayoría de estos factores son modificables. Se estima que solo controlando adecuadamente los factores de riesgo modificables se podrían prevenir hasta el 90% de los casos de ictus.
Se estima que solo controlando adecuadamente los factores de riesgo modificables se podrían prevenir hasta el 90% de los casos de ictus.
“La prevención es muy importante, no solo porque es algo que está en nuestras manos, sino porque de no hacerlo, estimamos que en la próxima década se producirá un aumento del 34% en el número de ictus, un incremento de un 45% de muertes por ictus y un aumento del 25% en el número de supervivientes de ictus con discapacidad en Europa”, comenta la doctora Mar Castellanos. “Confiamos en que días como éste sirvan para aumentar el conocimiento sobre esta enfermedad y que planes como el Plan de Acción Europeo contra el Ictus, al que se ha adherido recientemente el Ministerio de Sanidad y la SEN, también ayuden a poner freno a esta enfermedad”.
‘Congelación’ tras un ictus
La doctora Carolina De Miguel, presidenta de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), asegura que al año en España cerca de 50.000 personas nuevas se sienten “congeladas” por las secuelas físicas del ictus. Tras un ictus, el 40% de quienes lo padece tendrá como secuela algún grado de espasticidad (músculos tensos y rígidos) y requerirá tratamiento de Rehabilitación y Medicina Física. En este contexto, España suma cada cerca de 50.000 personas nuevas que después de un ictus tienen rígidos o tensos los músculos de los miembros superiores (como manos o muñecas) o inferiores (piernas). Esta consecuencia se llama espasticidad.
Tras un ictus, el 40% de quienes lo padece tendrá como secuela algún grado de espasticidad (músculos tensos y rígidos) y requerirá tratamiento de Rehabilitación y Medicina Física.
“La espasticidad es un síntoma que refleja un trastorno del sistema nervioso central que provoca resistencia al movimiento en los músculos, provocando dolor y rigidez y que llegar a limitar el movimiento de las articulaciones de las extremidades, como tobillos, rodillas, muñecas y manos”, ha especificado la presidenta de la Sermef. Además, comenta que “sin el tratamiento adecuado de Rehabilitación y Medicina Física, esta rigidez puede influir en la capacidad de caminar, sentarse en una silla, darse la vuelta en la cama o agarrar objetos con la mano. También entorpece las actividades de cuidado o aseo personal. Impacta, por tanto, de manera muy clara a la calidad de vida”, añade.
“Sin el tratamiento adecuado de Rehabilitación y Medicina Física, esta rigidez puede influir en la capacidad de caminar, sentarse en una silla, darse la vuelta en la cama o agarrar objetos con la mano”.
“Los pacientes la describen como una sensación de tirantez expresando esas sensaciones como notar la pierna rígida, no poder abrir la mano o sentirse congelado. Es una de las secuelas más comunes del ictus. Cuando alguien piensa en secuelas por ictus siempre se piensa en esta rigidez muscular que se llama espasticidad. Hay que ponerle nombre”, ha evidenciado la presidenta de la Sermef.
Abordaje de las secuelas físicas
“La rehabilitación tiene como meta la integración en el entorno, social, laboral y familiar de los pacientes que necesitan de un proceso de rehabilitación, y en el caso del daño cerebral por ictus, el objetivo es que las personas sean lo más independientes posibles y tengan el mayor nivel de funcionalidad posible, dentro de las limitaciones que produce la lesión”, resalta Carolina De Miguel.
Por todo ello, “debemos insistir en que, tras haber pasado la fase aguda del ictus en la que puede estar en riesgo la vida, una vez estabilizado, el paciente debe acudir al médico rehabilitador para que valore las posibles secuelas y establezca un tratamiento. Muchas personas dan por hecho que tienen que vivir con esas limitaciones por vida cuando no es así, y no acuden a consulta o dejan pasar sus tratamientos. Existen tratamientos específicos para que mejoren su calidad de vida, pero se necesita la implicación del paciente y su entorno”.
Plan de Acción
Por último, tal y como informan desde la SEN, el Plan de Acción Europeo contra el Ictus contempla los siguientes objetivos para 2030:
- Reducir al menos un 10% el número de casos de ictus en Europa.
- Conseguir que el 90% o más de todos los pacientes con ictus en Europa sean tratados en Unidades de Ictus, como primer nivel de atención.
- Disponer de planes nacionales de ictus que abarquen toda la cadena de atención, desde la prevención primaria hasta después del ictus.
- Implementar estrategias nacionales de salud pública, promoviendo y facilitando un estilo de vida saludable, y reduciendo los factores ambientales, socio-económicos y educativos que aumentan el riesgo de ictus.