I+D14 de diciembre, 2022
Expertos en enfermedades infecciosas explican por qué es importante que la población conozca los fármacos disponibles para la COVID leve
La administración de estos tratamientos debe realizarse precozmente, antes del quinto día de inicio de los síntomas.
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La evolución de la COVID-19 es un hecho, y a día de hoy se sabe que continúa evolucionando y se están detectando nuevas subvariantes del virus original. En el caso de España, la mayoría de los casos confirmados corresponde a las variantes BQ.1 y BQ.1.1, que proceden de ómicron, y catalogados por el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) como variantes de interés. De hecho, se estima que para comienzos de 2023, más del 80% de los casos se deban a BQ.1 y BQ.1.1.
A pesar de que la incidencia de la COVID-19 ha descendido, que el virus parece menos agresivo y que existe la protección de las vacunas, todavía hay un grupo de pacientes muy vulnerables. Este se encuentra constituido por los mayores de 65 años con enfermedades crónicas o pacientes inmunodeprimidos, en los que el virus puede desencadenar formas graves de la enfermedad o desestabilizar las enfermedades de base poniendo en peligro su vida.
Fármacos
Ante esta situación, los expertos de la Sociedad Española de Quimioterapia (SEQ), sociedad científica que aglutina a especialistas microbiólogos, internistas, infectólogos, cirujanos, intensivistas, anestesistas, neumólogos y farmacéuticos, recuerdan que, aparte de las vacunas, existen diferentes fármacos que pueden reducir la hospitalización y el riesgo de muerte. “Disponemos de antivíricos como remdesivir, nirmatrelvir/ritonavir o molnupiracir, y dos anticuerpos monoclonales (sotrovimab y tixagevimab + cilgavimab) que, administrados precozmente en pacientes aparentemente estables han demostrado reducir significativamente la necesidad de hospitalización, la evolución desfavorable que requiere el ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos y la mortalidad” , asegura el doctor José Barberán López, presidente de la SEQ y del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario HM Montepríncipe. “Para que el uso de estos fármacos se haga efectivo es fundamental que la población conozca que se dispone de ellos y, en consecuencia, se notifique de forma temprana un posible contagio”, insiste.
“Para que el uso de estos fármacos se haga efectivo es fundamental que la población conozca que se dispone de ellos y, en consecuencia, se notifique de forma temprana un posible contagio”.
En ese sentido, el doctor José María Molero, médico de Familia asistencial en Atención Primaria y miembro del Comité Científico del ICOMEM sobre la COVID-19, advierte que “la administración de estos tratamientos debe realizarse precozmente, antes del quinto día de inicio de los síntomas o del séptimo en el caso del remdesivir”. Ambos coinciden en recordar que, además, “hay otras medidas que ayudan a controlar la infección, hoy en desuso, como la mascarilla y el mantenimiento de la distancia social”.
“Hay otras medidas que ayudan a controlar la infección, hoy en desuso, como la mascarilla y el mantenimiento de la distancia social”.
Antivirales para el tratamiento de la COVID-19
En el caso de remdesivir, es un medicamento antiviral que se desarrolló inicialmente para la enfermedad del virus del Ébola, pero que también ha demostrado actividad frente al SARS-CoV-2. “Se administra por vía parenteral a nivel hospitalario y es bien conocido por los médicos en este ámbito, que lo administran en las formas graves de la infección en pacientes hospitalizados”, afirma el presidente de la SEQ.
En el caso de remdesivir, es un medicamento antiviral que se desarrolló inicialmente para la enfermedad del virus del Ébola, pero que también ha demostrado actividad frente al SARS-CoV-2.
Por su parte, nirmatrelvir/ritonavir es un fármaco oral indicado en las formas leves o moderada de la enfermedad en pacientes con riesgo de mala evolución, se administra en pacientes ambulatorios y, además, puede disminuir la transmisión de la infección. Las principales ventajas, que se han puesto de manifiesto en los ensayos clínicos, son la disminución de la hospitalización y de la mortalidad.
“Que el fármaco sea oral permite que el paciente pueda tomarlo en casa, lo que evita la hospitalización, sus consecuencias en población de mayor edad, así como el gasto adicional al Sistema Nacional de Salud”, señala el doctor Juan González del Castillo, coordinador del Grupo de Infecciones de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Infurg-Semes).
Falta de conocimiento
En España, nirmatrelvir/ritonavir es la primera opción de tratamiento de la COVID-19 leve o moderada en personas de riesgo de progresión dictaminado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Como pasa con cualquier nuevo tratamiento, “es preciso dar a conocer la información de las indicaciones y el uso del fármaco a los prescriptores. También es importante que la población de riesgo sea conocedora de estas herramientas terapéuticas para que consulte a su médico”, aconseja el doctor González del Castillo.
"Intentar distinguir esta enfermedad de otras infecciones virales respiratorias, identificar a los pacientes con riesgo de mala evolución y tratarlos, debe ser una prioridad para los profesionales sanitarios".
“Sin duda, tenemos mucho terreno ganado en materia de COVID-19. Se ha generado respuesta inmune con la infección pasada, disponemos de vacunas y de fármacos efectivos, pero intentar distinguir esta enfermedad de otras infecciones virales respiratorias, identificar a los pacientes con riesgo de mala evolución y tratarlos, debe ser una prioridad para los profesionales sanitarios que pasa también por la colaboración de la ciudadanía”, concluye el doctor Molero.