I+D28 de diciembre, 2021
Uno de cada cuatro diagnósticos de hepatitis viral crónica B o C se realiza de forma tardía
Los investigadores demandan estrategías específicas para acelerar la detección de las hepatitis víricas y su tratamiento
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Uno de cada cuatro pacientes con hepatitis viral crónica B (VHB) o C (VHC) se diagnostica de forma tardía en España, y en el 5% el daño hepático causado ya es irreparable. Estos datos provienen de un artículo publicado por científicos españoles en la revista Scientific Report, uno de los pocos trabajos específicos realizados en Europa que investiga a los pacientes que comienzan un tratamiento de las hepatitis víricas de forma tardía, ya con cirrosis e incluso con hepatocarcinoma.
Para los investigadores, el hecho más preocupante con diferencia es que desde 2018 hasta finales del 2019 no se ha disminuido el número de diagnósticos tardíos en España, a pesar del acceso universal a la terapia con antivirales de acción directa (ADD). Por tanto, demandan unas estrategías específicas para acelerar el diagnóstico de estas hepatitis víricas y su tratamiento, destacando además la necesidad de que estas estrategias e iniciativas vayan dirigidas principalmente a los varones nacidos en el extranjero que residen en España, en el caso de la hepatitis B; y a los ciudadanos españoles consumidores o ex-consumidores de drogas, siguiendo la epidemiología local de cada comunidad autónoma, en el caso de la hepatitis C.
El estudio en datos
Los datos incluidos en el trabajo de campo del trabajo han sido facilitados por once grandes hospitales de ocho comunidades autónomas de España. La muestra consta de 2290 pacientes, 505 con hepatitis B y 1785 con hepatitis C, con una edad media de unos 54 años y mayoría de hombres (62,6%) sobre mujeres (37,4%). El 78% de todos estos pacientes nacieron en España y la infección era de origen desconocido hasta en un 60% de los casos. El diagnóstico tardío se detectó en 588 pacientes, el 25,7% del total, oscilando entre el 4,6% y el 34% entre los diferentes centros y comunidades autónomas participantes, lo cual demuestra, según los autores, que sigue siendo “un desafío” por resolver en España. Un desafío aún mayor para la hepatitis C, aquella en la que la presentación tardía es más habitual.
La presentación tardía en la hepatitis C es más habitual.
El problema de estos diagnósticos tardíos viene ocasionado por un mayor avance de la enfermedad al inicio del tratamiento, que hace más complicado su posterior abordaje. En España, la cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado ocasionaron 1598 muertes debidas a la hepatitis B (0,38% del total) y 618 (0,15%) debidas a las hepatitis C en 2017, respectivamente. Asimismo, el cáncer de hígado representó 2860 (0,69%) muertes por VHC y 409 (0,1%) muertes por VHB en el mismo año 2017. “Los sistemas de salud deben garantizar que quienes necesitan tratamiento sean examinados, diagnosticados y vinculados a la atención de un especialista antes de que la enfermedad hepática progrese y cause un daño hepático sustancial”, explica el doctor Jeffrey Lazarus, del IS Global Barcelona, investigador principal del estudio.
En España, la cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado ocasionaron 1598 muertes debidas a la hepatitis B (0,38% del total) y 618 (0,15%) debidas a las hepatitis C en 2017.
La doctora María Buti, jefa clínica de Hepatología del Hospital Vall d`Hebron, añade que “el estudio demuestra que la derivación tardía a los especialistas desde Atención Primaria o la pérdida del seguimiento después de la derivación plantean una barrera significativa para avanzar en la eliminación de las hepatitis víricas”. Para combatir esta debilidad, no solo es suficiente con fortalecer el cribado de hepatitis viral, sino que también hay que realizar una mejora de los canales de derivación, desde la atención primaria a los hospitales y dentro de los mismos. En el estudio, el año medio de diagnóstico de los pacientes fue 2011, lo que significa que pasaron 7-8 años antes de llegar a la atención especializada con un gastroenterólogo o hepatólogo, a pesar de que posiblemente muchos de ellos necesitaran cuidados hospitalarios por comorbilidades. En la población analizada, la Enfermedad Hepática Avanzada (ALD) fue reportada en el 24,1% de los pacientes, mientras que la Enfermedad Hepática en su última etapa (HLSD) tan solo significó el 5,3% de los mismos, de los cuales casi la mitad presentaron hepatocarcinoma (HCC) en la primera consulta entre 2018 y 2019.
Tipología de los pacientes
Los pacientes con hepatitis B (VHB) eran principalmente personas nacidas en el extranjero, sobre todo provenientes de países de África subsahariana y de Asia. “Los migrantes que se encuentren en situación jurídica irregular en el país no tendrían derecho a acceder al sistema público de salud, lo que podría ser un factor de riesgo que contribuye al 15% de los casos de presentación tardía de la hepatitis B en el estudio”, indican los autores. Además, el 35% de todos los pacientes con VHB que se presentaron tarde a la atención no eran nativos españoles, lo que demuestra la importancia de detectar de forma temprana la hepatitis B entre poblaciones migrantes residentes en España, entre muchos de los cuales se detectaron altas tasas de vacunación incorrecta o incompleta.
Por el contrario, aquellos con hepatitis C (VHC) eran mayoritariamente nativos españoles (87,3%) con antecedentes de drogadicción o consumo actual de drogas intravenosas (27,1%). De todos ellos, el 26,9% tenía enfermedad hepática avanzada. “Las intervenciones dirigidas a esta población clave deben implementarse sin falta en determinadas regiones y ampliarse a la totalidad para alcanzar los objetivos de eliminación de la OMS para 2030”, afirman los autores, que destacan sin embargo que el estudio también detectó una gran proporción de modos de transmisión desconocidos para ambos tipos de hepatitis, lo que plantea el desafío de “diseñar intervenciones específicas para poblaciones concretas”.
El estudio también detectó una gran proporción de modos de transmisión desconocidos para ambos tipos de hepatitis, lo que plantea el desafío de “diseñar intervenciones específicas para poblaciones concretas”.
Finalmente, la edad también se estableció como otro factor de riesgo, tanto el diagnóstico tardío como para la presencia de carcinoma hepatocelular, lo que podría sugerir, según el doctor Javier García-Samaniego, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas (AEHVE), jefe de Sección de Hepatología del Hospital Universitario La Paz e investigador del Ciberehd, la oportunidad de realizar un mayor cribado entre los grupos de mayor edad, incluidas varias generaciones, similar a lo que se recomienda en Estados Unidos.