Más de 50 millones de personas en el mundo padecen demencia o enfermedad de Alzheimer y se estima que el 40% de los casos serían prevenibles llevando a cabo hábitos de vida saludables, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Precisamente, en el marco del Día Mundial del Cerebro, que se celebra cada 22 de julio, Pharma Market ha entrevistado a Álvaro Corral, neuropsicólogo de la Fundación Alzheimer España (FAE), para conocer más de cerca esta enfermedad neurodegenerativa.

El experto cuenta en la entrevista, que puedes ver completa en nuestro canal de YouTube, que si bien la edad es uno de los principales factores para desarrollar la enfermedad de Alzheimer “no necesariamente todas las personas por el hecho de hacerse mayores la van a padecer”.

Síntomas y hábitos de vida 

Además, indica que “es cierto que el envejecimiento se asocia a una pérdida de memoria discreta y este hecho se convierte en un hándicap de cara a diferenciarlo de lo que podría ser envejecimiento normal de envejecimiento patológico en cuyo caso sí se vincularía al alzhéimer”.

Si bien la edad es uno de los principales factores para desarrollar la enfermedad de Alzheimer “no necesariamente todas las personas por el hecho de hacerse mayores la van a padecer”.

El neuropsicólogo explica que la pérdida de memoria a corto plazo es uno de sus principales síntomas junto a dificultades en el lenguaje y alteraciones en el plano cognitivo como problemas de atención o concentración. No obstante, también existen manifestaciones relacionadas con el plano afectivo o conductual que preceden o que son concomitantes a la enfermedad.

En cuanto a los hábitos de vida, Álvaro Corral, comenta que por un lado se sabe que hay una serie de factores de riesgo relacionados con estos que pueden favorecer la aparición de esta patología. De igual modo, por otra parte, se conoce que padecer una depresión o síntomas depresivos dos años antes de la aparición de los síntomas iniciales de la enfermedad de Alzheimer, sobre todo en mayores de 55 años, es un factor de riesgo significativo”.

"Padecer una depresión o síntomas depresivos dos años antes de la aparición de los síntomas iniciales de la enfermedad de Alzheimer, sobre todo en mayores de 55 años, es un factor de riesgo significativo”.

Cribados

El portavoz de la FAE considera que seguramente con el tiempo sea necesario “llevar a cabo cribados poblaciones en franjas de edad donde sabemos que existe un mayor riesgo de que se inicie la enfermedad, pero no hay un consenso al respecto. Podría ser una recomendación para un futuro”.  

De la misma forma, apunta que realizar “una serie de pruebas diagnósticas a determinados grupos poblacionales sería una forma de identificar personas que potencialmente podrían desarrollar la enfermedad y así iniciar planes terapéuticos lo antes posibles”. E insiste que al final el objetivo es buscar un diagnóstico lo más precoz posible.

En cuanto a la intervención no farmacológica, Corral asegura que han avanzado mucho y que tienen “una gran eficacia terapéutica a la hora de aminorar el progreso de la enfermedad”.

En cuanto a la intervención no farmacológica, Corral asegura que han avanzado mucho y que tienen “una gran eficacia terapéutica a la hora de aminorar el progreso de la enfermedad”.

La coordinación entre los distintos profesionales sanitarios para detectar este trastorno neurológico, es todavía una asignatura pendiente, según el neuropsicólogo. “Estamos mejor que hace 10 años pero es probable que haga falta una mayor coordinación globalmente que debe iniciarse desde la AP donde es necesario dotar de recursos a profesionales y centros para que sean capaz de detectar síntomas iniciales. Al mismo tiempo, la comunicación hacia los servicios de neurología se debe coordinar de una forma más específica”.