Viernes, 22 de noviembre de 2024

Entrevistas15 de marzo, 2017

Entrevista a Marival Díez, directora de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética

Entrevista a Marival Díez, directora de la Asociación Stanpa. Marival Díez, directora de la Asociación Stanpa.

Díez es doctora en Farmacia y actualmente es la directora general de Stanpa desde el año 2007.

Pharma Market

Pharma Market entrevista a Marival Díez Rodrigálvarez, la directora general de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), quien repasa la situación actual de la industria y los principales retos a los que se enfrenta de cara al futuro. Marival Díez es doctora en Farmacia por la Universidad de Alcalá de Henares y actualmente es la directora general de Stanpa desde el año 2007.

Anteriormente ha ocupado diferentes cargos de responsabilidad como el de directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) o la secretaría del Plan Nacional sobre el Sida. También es miembro de la junta directiva y Comité Ejecutivo de CEOE y del Comité ejecutivo de Cepyme, miembro de Ecoembes y Aenor/ISO y vicepresidenta de la Asociación Europea de Cosmética (Cosmetics Europe) desde 2010, elegida por unanimidad. Además, ha participado como experta ante organismos como la Comisión Europea y el Banco Mundial.

Hablamos de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa). ¿A quién agrupa y qué fines persigue?

"Stanpa cuenta a día de hoy con casi 300 asociados que a través de sus grupos empresariales representan a más de 450 empresas".

Stanpa es la asociación de fabricantes, distribuidores e investigadores de todos los productos, ingredientes, etc., del sector de perfumería y cosmética. Agrupa tanto a los productos de lujo como a los productos de gran consumo, la farmacia, la peluquería profesional y la estética profesional, y además de otros canales a todas las gamas de productos: perfumes, productos de higiene personal, cosmética de color, productos para el cabello y productos para la piel. Stanpa cuenta a día de hoy con casi 300 asociados que a través de sus grupos empresariales representan a más de 450 empresas.

¿Qué volumen de negocio mueve la perfumería y la cosmética, a cuántas familias da empleo y cuál es la evolución en los últimos años?

El sector tiene un volumen de unos 6.500-6.600 millones de euros y da empleo directo a 35.000 trabajadores, 35.000 familias, por tanto, pero indirecto a más de 200.000, ya que hay que tener en cuenta que empleo indirecto son todas las peluquerías, los salones de belleza y las farmacias que tienen toda una parte de dermofarmacia, las droguerías y las tiendas tradicionales que hay en torno al sector, así como otros mundos colaterales como la Comunicación, el Diseño, la Investigación, etc. Aunque tengamos la percepción de que la cosmética viene de fuera, realmente es un sector que produce mucho empleo dentro de España.

"Aunque tengamos la percepción de que la cosmética viene de fuera, realmente es un sector que produce mucho empleo dentro de España".

¿Cómo ha afectado la crisis al sector?

El sector se vio afectado claramente por la crisis, como todos nos vimos afectados en nuestras decisiones, pero hay que darse cuenta de que, en primer lugar, éste es un sector relacionado con nuestra vida cotidiana, es decir, con la higiene y el cuidado personal, como puede ser lavarse, afeitarse, utilizar desodorantes, productos para el cabello, etc. Aunque, a veces, cuando se habla del sector, la percepción que se tiene, es que este sector comprende la parte más glamurosa y los productos de lujo, cuando realmente la gran base del sector está relacionada con la vida cotidiana de las personas.

Las costumbres de higiene y cuidado personal se han mantenido claramente durante la crisis, y no se ha perdido la adhesión al sector. Si bien es cierto que hubo consumidores que tuvieron que adaptar la elección en sus productos, reduciendo el precio medio de los que compraban. Este es un sector que integra muchísimo, que está presente en la vida de todas las clases sociales y de todas las personas, independientemente del sexo y la edad, y eso ha hecho que haya habido un mantenimiento al lado de las personas durante la crisis. Aquí ha habido que apretarse el cinturón como todo el mundo, pero en los últimos tiempos se han recuperado cifras positivas después de varios años de cifras negativas.

¿Qué peso específico tiene la perfumería española en el área de nuestro entorno más inmediato (Unión Europea) y en los países equivalentes?

En la Unión Europea la perfumería y cosmética es muy potente, es un sector que supera los 70.000 millones de euros y el mercado español supone aproximadamente el 10%. España es el 5º gran mercado de la Unión Europea. La perfumería y cosmética es uno de los pocos sectores en los que Europa lidera el mundo, y lo es porque la gran innovación sigue estando aquí, junto con Estados Unidos, por supuesto, y Japón.

"En la UE la perfumería y cosmética es muy potente, es un sector que supera los 70.000 millones de euros y el mercado español supone aproximadamente el 10%".

En Europa este sector aporta 1,7 millones de empleos, de los cuales 179.000 son empleos directos y 1,5 millones son empleos indirectos. A nivel mundial el peso que tiene el sector es importante y crece porque está muy asociado al desarrollo de las clases medias. Cuando una sociedad evoluciona y tiene cubiertas sus mínimas necesidades funcionales en seguida el cuidado personal forma parte. Asimismo, a nivel mundial está muy relacionado también con sectores como los microcréditos, con el desarrollo del empleo de las mujeres en pequeños saloncitos de belleza, las primeras farmacias cuando se crean redes, o el canal farmacia o el canal salud en países en vías de desarrollo, enseguida va ligado a los productos de cuidado personal o de cuidado de la piel. A nivel global yo creo que es un sector sano y muy interesante.

¿A nivel nacional cuál es la distribución geográfica del sector?

En cuanto a distribución geográfica, tenemos aproximadamente el 45% de las empresas en Cataluña, el 40% en la Comunidad de Madrid, y un 5-10% repartido por todo el territorio. El sector está partido y, de hecho, tenemos dos sedes, una en Madrid y otra en Barcelona por nuestros asociados. Existe también cierta diversificación, la franja valenciana tiene mucha presencia en fabricantes de cosméticos y, además, hay empresas que lo están haciendo realmente bien y se localizan en otros puntos de la geografía española como Galicia, Andalucía, Canarias, o Extremadura.

"Tenemos aproximadamente el 45% de las empresas en Cataluña, el 40% en la Comunidad de Madrid, y un 5-10% repartido por todo el territorio".

El sector está relacionado con la belleza y la higiene, pero también con la salud. ¿Cuál es el compromiso que tiene STANPA con la Sanidad y qué áreas destacaría?

Sí, absolutamente. Es un sector que está a caballo entre el consumo y la salud. De hecho, es un sector regulado por las autoridades sanitarias, fundamentalmente para proteger la salud de los consumidores. La prioridad de cualquier empresa en cosmética siempre es la seguridad. Nadie quiere que los consumidores tengan el más mínimo problema, el más mínimo riesgo ya que no hay nada que compense un riesgo en cosmética. Es compatible garantizar la seguridad con realizar productos innovadores, atractivos y con propuestas novedosas. La relación con las autoridades sanitarias es muy estrecha al respecto, con la Agencia del Medicamento y también con las autoridades de consumo. Afortunadamente, es un sector donde no hay alertas o incidentes relevantes porque, a priori, las evaluaciones previas de seguridad son muy, muy rigurosas.

"La prioridad de cualquier empresa en cosmética siempre es la seguridad".

¿Cómo inciden las falsificaciones en la pérdida de beneficios y qué medidas se han puesto en marcha para erradicarlo?

Es una verdadera lacra porque en la perfumería y cosmética, a diferencia del medicamento, el canal no está totalmente controlado, pudiéndose encontrar perfumes y cosméticos falsos en muchos sitios fuera de los canales de venta oficiales. Un consumidor puede distinguir un determinado producto por un envase característico, pero por sí mismo no tiene medios que le permitan distinguir el contenido que alberga en su interior.

Una falsificación siempre va a estar hecha en un lugar clandestino, como un garaje o un sótano, nada que ver con las instalaciones de fabricación autorizadas, ni con un sitio que tenga normas de correcta fabricación, normas ISO, que tenga profesionales cualificados, como licenciados superiores o equipos técnicos preparados para esa labor, y que cumpla las garantías de higiene y salud en el trabajo. En una falsificación nunca habrá aparatos de medida adecuados, simplemente habrá alguien mezclando ingredientes, a su vez clandestinos y de orígenes seguramente perversos, que pueden ser industriales, de residuos o deteriorados. Posteriormente, se meten dentro de un envase, que es lo más característico que ve el consumidor, con cartonaje que, con la calidad de las impresoras que hay, puede simularse, pero cuando hasta los cartonajes o envases los falsificadores los hacen mal, te preguntas qué habrá dentro si lo más fácil no lo saben hacer. La Euipo (Oficina de Popiedad Intelectual de la Unión Europea) hizo un estudio sobre nuestro sector y llegó a la conclusión de que el 7,9% de las ventas en Europa se perdían por culpa de las falsificaciones, y España tiene la desgracia de estar muy por encima de esa media, de ser el 17,1%.

"En una falsificación nunca habrá aparatos de medida adecuados, simplemente habrá alguien mezclando ingredientes, a su vez clandestinos y de orígenes seguramente perversos, que pueden ser industriales, de residuos o deteriorados".

¿Cómo se entiende que pueda haber falsificaciones consentidas por el usuario?

Al usuario es fácil decirle las cosas que quiere oír como, por ejemplo, “esto es auténtico, pero se lo hemos robado al Corte Inglés” o “procede de una subasta de un sitio que ha cerrado porque no pagaba”, y, a veces, le están engañando porque la esencia de un falsificador es engañar, todo lo que hace es falso. Yo creo que las autoridades sanitarias tienen que darse cuenta de que éste no es un tema del que tengan que ser ajenos. Hasta ahora, se ha visto como una cuestión de propiedad industrial, y ni Sanidad ni Consumo han actuado, pero ellos sí tienen que velar por el cumplimiento del Reglamento Cosmético, y tienen que retirar del mercado todos aquellos productos y todas las unidades que lo incumplen, y una falsificación per se incumple el Reglamento Cosmético, todo lo que hay dentro y todo lo que hay alrededor es mentira. Las probabilidades de que los perfumes y cosméticos que se pueden encontrar en un mercadillo sean legales son prácticamente nulas. En este sentido, pienso que las autoridades sanitarias tendrán que hacer como hicieron con la alimentación, donde consideraron que la alimentación en los mercadillos era su competencia y que no se podían inhibir; la cosmética también lo es, y es algo que vamos a pedirle al nuevo Gobierno.

¿Qué riesgos se corren al usar productos falsificados?

Los productos falsificados no tienen ningún tipo de garantías: ni de no alergenicidad, ni de los ingredientes, que pueden ser legales o ilegales, ni garantía de alergenoseguridad, ni de fotoprotección. El menor riesgo sería el fraude, es decir, haber tirado 20, 30, 40 o 50 euros y que aquello no huela o no te haga nada. Ese sería el menor riesgo, pero es que hay productos que te pones en la piel, y que llevan alcoholes, productos como crema solar falsificada que no garantizan una fotoprotección adecuada, etc. Ahí es donde está el verdadero riesgo.

"Las probabilidades de que los perfumes y cosméticos que se pueden encontrar en un mercadillo sean legales son prácticamente nulas".

El Tribunal Supremo ha emitido una sentencia respecto a la imitación de perfumes. Esto, aparte de sentar jurisprudencia, ¿puede ser un primer paso para que las autoridades sanitarias hagan lo que todavía no se ha podido hacer?

Esto es importante porque en el fondo imitar es usurpar la identidad. La marca de cualquier cosa es la identidad, quién está detrás de ese producto, qué fabricante o qué entidad, y, por tanto, detrás estarán la innovación y los controles que haya. El imitador, que no solo copia lo que está dentro, se justifica diciendo “me he inspirado en ti para mi éxito”, pero eso ha sido declarado ilícito, ilegal, por el Tribunal Supremo, y se llama parasitismo de marca. Una entidad que está parasitando a otra está incurriendo en apropiación indebida de la reputación ajena porque está trasladando a la sociedad el mensaje de “yo lo hago tan bien como ése que a ti te gusta”, cuando no es cierto.

Esto ha ocurrido en los perfumes, y de una manera sorprendente se ha extendido muchísimo, e incluso dentro de las farmacias, lo cual es algo con lo que nosotros no podemos tener ningún tipo de comprensión porque la farmacia es un establecimiento regulado de principio a fin, con unas reglas completamente estrictas de distancias, metros, personas, horarios, etc., Es muy importante esta sentencia del Supremo, donde lo que deja muy claro es que es ilícito en nuestra sociedad parasitar a otro, parasitar su identidad, y apropiarse ilícitamente de su identidad y reputación.

La formación del ciudadano es un aspecto clave para elegir un producto u otro, ¿qué planes divulgativos, formativos o informativos se han desarrollado desde Stanpa o piensan desarrollar?

Es verdad que el ciudadano necesita formación o información, pero los ciudadanos son inteligentes, tienen criterio, y estamos en una sociedad en la que hay mucha información. Hay que estar a la altura de las necesidades de información de los ciudadanos, y eso conlleva que, en cada punto de venta de productos cosméticos, los profesionales que estén ahí tengan que estudiar y formarse para ser capaces de comprender correctamente cuál es la preocupación de la persona concreta y la necesidad específica que tiene delante. Para eso el farmacéutico es la persona idónea, puesto que están colocados en un lugar apropiado y tienen toda la formación para identificar esas necesidades concretas.

"Nosotros como sector hemos hecho mucho hincapié en la formación en protección solar".

Nosotros como sector hemos hecho mucho hincapié en la formación en protección solar, nos parece muy importante seguir concienciando y avanzando en esa idea de que ya no es solamente para el verano, es para muchos momentos de nuestra vida. En general, también se hace formación en garantizar la seguridad de los cosméticos para periodistas y para cualquier agente.

¿Es una formación organizada dentro de Stanpa o diseminada en las empresas?

Los planes de formación de Stanpa, por ejemplo, el año pasado formaron a 1.500 personas. Son, más bien, personas del sector pero, a su vez, todas las campañas de comunicación y las acciones de relación con los medios como ésta tienen, a veces, un enfoque más profesional y, otras veces, un enfoque más consumidor. Tenemos mucho camino por recorrer, en el sentido de que nosotros vamos a estar ahí para responder ante cualquier demanda de mayor información. Por ejemplo, si se percibe que la gente quiere conocer cómo se evalúa un cosmético o cómo es la evaluación de seguridad, hay que quitarle los miedos. Se ha instalado una cierta “químicofobia”, parece que todo lo químico es malo y todo lo natural es bueno, y, en realidad, la combinación perfecta es el conocimiento científico que se inspira en la naturaleza, pero solo una cosa o solo la otra no tiene sentido.

¿Qué es y cómo se articula la cosmetovigilancia desde Stanpa?

La vigilancia y control del mercado está regulada en el Reglamento 1223/2009 de Productos Cosméticos, que es uno de los más avanzados y exhaustivos del mundo, y consiste en una vigilancia permanente por parte de los fabricantes sobre cualquier efecto no deseado en sus productos, con obligación de notificar los efectos no deseados de carácter grave. Esto es muy importante porque, a veces, poniéndose como espejo en la farmacovigilancia se ha sobredimensionado a la cosmetovigilancia, y lo que sucede con las cosas hipertróficas es que luego generan decepción porque no se llega a esa relevancia.

"La ventaja de la cosmetovigilancia es que existe como principio, las autoridades sanitarias están preparadas para ello y todas las empresas tienen procedimientos internos de cosmetovigilancia".

Esto ocurre porque aquí, a priori, no hay riesgo, no debería haber efectos adversos en el uso correcto del producto ya que la evaluación de seguridad de los ingredientes debe garantizar su inocuidad en condiciones normales de uso. En ocasiones perseguir efectos adversos en los cosméticos es querer forzar una cosa que afortunadamente no existe. La ventaja de la cosmetovigilancia es que existe como principio, las autoridades sanitarias están preparadas para ello y todas las empresas tienen procedimientos internos de cosmetovigilancia, y si algo está mal se va a detectar.

¿Dispone Stanpa de un código ético de buenas prácticas o de autorregulación semejante al que tiene Farmaindustria?

Sí, el sector tiene un código de autorregulación para la comunicación responsable, aunque no es totalmente equiparable al de Farmaindustria porque el de Farmaindustria tiene sus objetivos propios, que tienen que ver con la promoción de los medicamentos. En nuestro caso, es un código de autorregulación responsable que se hizo extendiendo a nivel local un código de conducta adoptado a nivel europea en Cosmetics Europe, donde yo soy vicepresidenta, que pretende el compromiso de la industria en que la información sobre los productos a la sociedad sea veraz, respetuosa (con las minorías, con la imagen de la mujer, etc.), con un sustento científico real de las reivindicaciones cosméticas.

"Los sistemas de autocontrol publicitario han funcionado con mucho dinamismo, ha habido muchas consultas a Autocontrol, y cuando ha existido algún tipo de cuestión se ha dirimido".

Dicho código se implantó en Stanpa en el año 2015 y es de obligado cumplimiento para nuestros asociados. Ha sido muy positivo, los sistemas de autocontrol publicitario han funcionado con mucho dinamismo, ha habido muchas consultas a Autocontrol, y cuando ha existido algún tipo de cuestión se ha dirimido. Es de obligado cumplimiento para todas las empresas asociadas a Stanpa.

¿Considera necesario cierto nivel de cualificación para vender y distribuir productos cosméticos y de perfumería?

Sí, cada vez más. Si bien es cierto que hay productos de higiene o de cuidado personal que son muy de “autoprescripción”, hay otros en los que hay más tecnología y el consumidor no lo va a percibir por sí mismo. Además, hay claims que no se entienden bien. Está más que demostrado que un buen prescriptor de cosméticos consigue una conversión de compra mucho más alta e identifica mucho mejor las necesidades existentes.

"Está más que demostrado que un buen prescriptor de cosméticos consigue una conversión de compra mucho más alta e identifica mucho mejor las necesidades existentes".

La inversión de las empresas en formar sus redes de venta o a los profesionales que están ahí sobre sus nuevos productos es cada vez mayor, dado que hay mucha innovación. Actualmente, existen retos que no son los mismos de hace 20 años, como conseguir que la piel esté en las mejores condiciones posibles durante muchos más años (que no es lo mismo que, como el reto de antes, solo decorarla), o que el pelo se mantenga más joven, más tiempo y en mejores condiciones. Ahora hay una tecnología que requiere que los vendedores, los prescriptores o los dispensadores, dependiendo del ámbito, estudien y se formen.

¿Conocéis la distribución por edad, sexo, y otros condicionantes, de los que venden perfumería y cosmética?

Es un sector bastante feminizado, pero está feminizado desde la cúpula hasta la base, en cuanto a que es un sector donde la igualdad es una normalidad total: hay hombres y mujeres tanto en los niveles ejecutivos y directivos como en las áreas de Marketing, de Recursos Humanos, de Desarrollo, o de Investigación, es algo muy positivo. En lo que se refiere a la parte de venta, en este sector el consumidor más grande o más numeroso es la mujer, y es cierto que ese perfil de cercanía al mismo es mayoritariamente femenino, aunque eso no implica que no haya muchísimos hombres vendiendo cosmética, y de hecho existen grandes maquilladores y grandes expertos, por ejemplo, en peluquería. También es un sector que se rejuvenece permanentemente, en el que continuamente entra gente joven a la venta de estos productos, pero hay personas de todas las edades porque, además, las personas maduras que conocen el sector tienen un saber valiosísimo.

¿Qué relación tiene Stanpa con el Cesif, con las universidades, y con alguna actividad o con alguna materia concreta?

Para nosotros Cesif es un socio y un aliado estratégico desde hace muchísimo tiempo porque como asociación empresarial y del sector no concebimos el futuro sin una formación adecuada de las nuevas generaciones de profesionales. Desde hace mucho tiempo Stanpa ha colaborado con profesorado y ha mantenido un dialogo permanente con entidades como el Cesif. Además vemos los frutos, vemos que esos chicos y chicas que se forman ahí están muy cualificados y son reconocidos por el sector como empleables y profesionales de una cualificación superior.

"Vemos que esos chicos y chicas que se forman ahí están muy cualificados y son reconocidos por el sector como empleables y profesionales de una cualificación superior".

Asimismo, tenemos convenios con varias universidades como la Universidad CEU San Pablo, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Barcelona, o la Universidad de Valencia. Nosotros nos definimos como catalizadores, queremos que la formación ocurra y lo que hacemos es poner ahí esos elementos para que se produzca más deprisa o más orientado a lo que necesita el sector. Intentamos impartir temas específicos que el mercado por sí mismo tarda en identificar, o que a una empresa por si sola le costaría captar. A través de nuestra experiencia lo estimulemos para que suceda, como, por ejemplo, cuando se crearon los cursos de evaluación y seguridad de cosméticos, que no existían en España, o en la actualidad con los cursos de microbiología cosmética.

¿Qué es la Fundación Stanpa y que fines persigue? ¿Para qué fue creada?

La Fundación Stanpa es uno de nuestros proyectos más bonitos. Va a cumplir ahora 5 años desde que se creó y es un plan de responsabilidad social de la industria cosmética para apoyar a las mujeres con cáncer. Parte de un proyecto internacional llamado “look good feel better” que surgió en Estados Unidos hace 30 años y que se ha extendido por todo el planeta. Todos sabemos cómo un diagnóstico de cáncer ataca enormemente la feminidad debido al daño y a la agresión que los tratamientos provocan en la imagen de la persona. Las pacientes, además de con la propia enfermedad, tienen que enfrentarse a perder el pelo, las cejas y las pestañas, a que su piel cambia, a no reconocerse a sí mismas en el espejo, o a que no sea fácil ir al colegio a por sus hijos, salir a cenar con amigos, o relacionarse.

"Es un plan de responsabilidad social de la industria cosmética para apoyar a las mujeres con cáncer".

A través de profesionales expertos y con productos donados por las empresas se hacen talleres gratuitos de cuidado de la piel y maquillaje, con 12 pasos establecidos dentro de los servicios de oncología de los hospitales. Estos cursos siempre se realizan en coordinación con dichos servicios de oncología, con los profesionales de enfermería y con los profesionales médicos para ayudar a esas personas a cuidar bien su piel y a corregir las distorsiones ocasionadas por el tratamiento, con el objetivo de que recuperen su imagen habitual y su autoestima. Este proyecto, que atiende a casi a unas 1.000 mujeres al año, está presente en casi todas las Comunidades Autónomas en más de 25 hospitales públicos, y estamos a punto de abrir el 28, y pronto serán 29. Otra faceta más pequeña, en comparación con nuestro volumen de actividad, pero que también desarrollamos, es una campaña de apoyo a las mujeres víctimas de violencia de género. Nuestro target mayoritario es la mujer y queremos acompañarla en los momentos cotidianos, tanto en los buenos, como en los malos.

¿Qué diferencia hay entre adquirir cosméticos en las zonas de farmacia o hacerlo en las grandes superficies para el consumidor?

Hay bastantes diferencias porque casi todas las empresas diversifican y definen su estrategia de productos y canal de comercialización. De esta manera, en la oficina de farmacia hay productos muy específicos para el canal farmacéutico y ahí hay un prescriptor licenciado en Farmacia, que tiene todos los conocimientos necesarios para ese multicomponente que es la cosmética, porque tienen conocimientos de química, de galénica, de biología, de la piel, etc., y puede combinar una serie de expertise que no tiene, a lo mejor, alguien que pueda conocer los productos pero que no sabe sobre la piel, o que le es más difícil entender y conocer cómo funciona la piel, incluso, en ocasiones, a los propios dermatólogos, que saben muchísimo de piel, les es más difícil llegar a conocer bien la parte galénica de los productos, las partes de las formulaciones, o las diferencias en las administraciones de unos y otros.

"En la oficina de farmacia hay productos muy específicos para el canal farmacéutico y ahí hay un prescriptor licenciado en Farmacia".

Por todo ello, la Farmacia es muy complementaria de otras disciplinas, y la relación entre el farmacéutico y el dermatólogo es fantástica debido a la forma de complementar otros tratamientos. A la farmacia la gente va a por medicamentos y de paso le pueden pasar otras cosas, por lo que es necesario saber identificar otras necesidades cruzadas. En ese sentido la farmacia está en una situación idónea. Esto no quita que haya muchas necesidades y muchas opciones de informarse en otros lugares, la gente es libre de ir a cualquier otro canal, como un supermercado, una perfumería o a la peluquería, a encontrar productos, aunque, indudablemente, el farmacéutico, si quiere, está en una disposición de competencia muy alto, y además lo está demostrando ya que en estos últimos años la dermofarmacia ha crecido muchísimo más que el resto del sector y las cifras han sido muy positivas.

La cosmética ha estado siempre más asociada al público femenino pero cada vez se ven más productos dirigidos a los hombres. ¿Qué incidencia ha tenido en el sector este cambio de tendencia?

Cuando se dice eso que es porque, generalmente, se identifica la cosmética solamente con el maquillaje o con el tratamiento de la piel. La cosmética abarca todos los productos de higiene, aseo, afeitado, perfumes, es decir, cuidado personal en su conjunto, y en nuestra cultura los hombres siempre han estado mucho más cerca de la cosmética de lo que ellos mismos han sido tan conscientes, por ejemplo, la están usando cuando utilizan gel, champú, jabón, pasta de dientes, desodorante, o after shave.

Cuidarse la piel es algo que no tiene que ver con la belleza, tiene que ver con una realidad y es que la piel es el órgano más extenso de protección, ya que protege nuestro interior de todas las agresiones externas, y eso afecta por igual a cualquier persona, tanto hombres como mujeres, y más en sociedades contaminadas, muy expuestas y con un índice de radiación solar muy alto como las nuestras. Los hombres se han ido dando cuenta de que a ellos también se les seca la piel, que también tienen que protegerse del sol, o que también les salen manchas. No es una cuestión de coquetería, es una cuestión de asumir que cuidarse es algo positivo. Para el sector es algo bueno pero sobre todo es bueno para los usuarios. Además, hay elementos de vulnerabilidad mucho mayor en los hombres que en las mujeres, como la caída del pelo, las orejas, o la nariz.

"La cosmética abarca todos los productos de higiene, aseo, afeitado, perfumes, es decir, cuidado personal en su conjunto".

¿Cuáles son los principales retos u objetivos para los próximos meses?

El primer gran reto va a ser la revisión del Reglamento Europeo de Cosméticos que se aprobó en 2009 y entró en vigor 2013. Habría que hacer a nivel europeo una valoración de pros y contras, ver qué cosas han funcionado bien y en qué cosas podemos mejorar. El segundo reto es ver cómo se asume la innovación en el grado máximo en que podamos pensar que exista, garantizando la seguridad pero también evitando poner unas barreras burocráticas que son artificiales, porque yo creo que la propia definición de cosméticos ya es una definición más del siglo XX que de siglo XXI, a pesar de que el Reglamento ha conseguido promover la innovación con fines cosméticos, estéticos y de cuidado de la piel.

Tenemos que pensar que el futuro será muy diferente, y que se propondrán innovaciones para el cuidado personal como productos que hagan que el cabello no se ponga blanco o productos que consigan de verdad en la piel un rejuvenecimiento de manera diferente. La innovación tiene que caber dentro de la legislación cosmética porque no son medicamentos, no son para personas enfermas, y es un artefacto pensar que son productos sanitarios porque tampoco lo son. Hay un reto importante para aceptar que la cosmética es innovadora.      




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