El Día Mundial de la Salud, centrado este año en la lucha contra la depresión, ofrece el marco adecuado para hablar de la segunda causa principal de muerte entre las personas de 15 a 29 años: el suicidio. La campaña "Depresión: Hablemos", desarrollada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con motivo de la celebración del mencionado Día Mundial de la Salud, tiene como objetivo luchar contra la depresión y contra el estigma de hablar de ella, común a todos los trastornos de salud mental.

Por cada suicidio consumado, existen muchas más tentativas fracasadas, que suponen el factor de riesgo individual más importante.

Pero también incide en las consecuencias extremas de la depresión, que son la autolesión y el suicidio. Alrededor de 800.000 personas se quitan la vida cada año. Además, por cada suicidio consumado, existen muchas más tentativas fracasadas, que suponen el factor de riesgo individual más importante. Esto convierte al suicidio en un grave problema de salud pública, que afecta a familias, comunidades y países, de forma duradera.

En España, cada día fallecen 10 personas por este motivo.

Se trata de una tragedia global que repercute sobre todas las regiones del mundo, aunque especialmente a los países de ingresos bajos y medianos, que en 2015 acumularon el 78% de los casos. En España, cada día fallecen 10 personas por este motivo. Es la primera causa de muerte no natural, superando a los accidentes de tráfico. 3.910 personas engrosaron la lista de suicidas en 2014, un 20% (647 personas) más que en 2007, antes del inicio de la crisis económica. 

El vínculo entre los trastornos mentales, especialmente los relacionados con la depresión y el consumo de alcohol, se encuentra perfectamente documentado, sobre todo en los países con mayores ingresos. No es la única causa, ya que muchos están motivados por respuestas impulsivas, pero sí la principal. Esto es así, entre otros motivos, porque el estigma asociado a estos trastornos disuade a mucha gente de buscar ayuda.

El suicidio es una problemática compleja cuya prevención exige la coordinación y cooperación de múltiples sectores de la sociedad.

Sin embargo, el suicidio es prevenible. Lo es mediante intervenciones oportunas, basadas en datos fidedignos y, por lo general, de bajo coste. Pero para que la respuesta sea eficaz, se requieren estrategias de prevención del suicidio integrales y multisectoriales. Éstas no se están produciendo adecuadamente debido a la falta de sensibilización respecto al suicidio como problema de salud pública y al tabú existente en muchas sociedades para analizarlo abiertamente.

Solo 28 países cuentan con una estrategia nacional de prevención del suicidio.

En la actualidad, solo 28 países cuentan con una estrategia nacional de prevención del suicidio. Las estrategias eficaces de prevención del suicidio requieren un fortalecimiento de la vigilancia y el seguimiento de los suicidios y los intentos de suicidio. Esto incluye el registro civil de suicidios, los registros hospitalarios de intentos de suicidio, y los estudios representativos a escala nacional que recopilen información sobre intentos de suicidio autonotificados. El suicidio es una problemática compleja cuya prevención exige la coordinación y cooperación de múltiples sectores de la sociedad, incluidos los de salud, educación, trabajo, agricultura, comercio, justicia, derecho, defensa, política y medios de comunicación.

Las estrategias eficaces de prevención del suicidio requieren un fortalecimiento de la vigilancia y el seguimiento de los suicidios y los intentos de suicidio.

Para la OMS, el suicidio es uno de los temas centrales del "Programa de acción para superar la brecha en salud mental" (mhGAP). Con ello pretende aumentar la sensibilización al respecto y de convertirlo en un problema de alta prioridad en la agenda mundial de salud pública y conseguir, tal y como recoge el Plan de acción sobre salud mental 2013-2020, alcanzar la meta mundial de reducir las tasas nacionales de suicidio en un 10% para 2020.