Legislación21 de marzo, 2022
Algunos expertos aconsejan crear una ley de crisis sanitarias para evitar conflictos judiciales como los generados por la gestión de la COVID-19
La situación de riesgo a la que se sometieron los profesionales sanitarios en la pandemia provocó muchas reclamaciones.
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La situación de riesgo a la que estuvieron sometidos los profesionales sanitarios durante la pandemia supuso multitud de reclamaciones, fundamentalmente por parte de entidades o colectivos, frente a las administraciones sanitarias. Es más, se estima que durante los primeros meses de la pandemia el número de infectados de este colectivo alcanzó a más del 20% de sus profesionales, ya que los medios de protección personal eran insuficientes para hacer frente a los peligros de contagio a los que estaban expuestos mientras desempeñaban su trabajo.
En una tertulia médico-jurídica organizada por Promede en Madrid, compañía especializada en peritaciones sanitarias, titulada “La responsabilidad de las administraciones sanitarias en los contagios profesionales en la pandemia de la COVID-19”, se debatió sobre la declaración de la COVID-19 como enfermedad profesional.Este punto en concreto, fue uno de los puntos más defendidos por los expertos durante la sesión, a pesar de que se plantearon dudas al respecto si, como parece, será una enfermedad que persistirá y que podrá tener ciertas similitides con una gripe. En cualquier caso, otros países del entorno como Italia y Francia sí cuentan con este reconocimiento que, si no existe en España es, según los expertos, por "una clara falta de voluntad política".
En Italia y Francia sí cuentan con el reconocimiento de la COVID-19 como enfermedad profesional, cosa que en España no pasa por "una clara falta de voluntad política".
Sobre lo que se no se planteó discusión fue sobre el riesgo al que los profesionales estuvieron sometidos debido a la escasez de elementos de protección, lo que ha motivado las mencionadas reclamaciones y denuncias. En este aspecto se debatió al respecto del planteamiento de dichas denuncias y de si deben ser las propias comunidades autónomas las que respondan o, por el contrario, ha de ser la Administración central, por cuanto en el estado de alarma es quien asume todas las competencias.
Responsabilidad sanitaria
En este punto se introdujo un concepto novedoso, y es que la pandemia ha traído consigo un cambio en el estudio de la responsabilidad sanitaria ya que, mientras lo habitual era que los usuarios cursaran reclamaciones, ahora han sido los propios sanitarios los que las hacen frente a las Administración, en la mayoría de los casos como empleadora, rigiéndose por la vía laboral y amparándose en la vulneración de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. No obstante, esta no es la única vía de reclamación utilizada, como quedó de manifiesto porque ha habido también múltiples reclamaciones de responsabilidad patrimonial.
Ley de crisis sanitarias
Otro aspecto introducido por los participantes en la sesión fue la inexistencia de "una ley de crisis sanitarias, que sirviera de marco de referencia y evitara la judicialización que estamos viviendo actualmente sobrevenida a una gestión inadecuada". En este punto los expertos apostaron por hacer una reflexión profunda, puesto que posiblemente vendrán otras crisis y aflorarán problemas similares si no existe un marco legislativo al respecto; y también por reconocer a la salud pública el lugar que le corresponde puesto que "la pandemia ha mostrado que nuestra sanidad no lo tenía todo resuelto".
Los expertos apostaron por hacer una reflexión profunda, puesto que posiblemente vendrán otras crisis y aflorarán problemas similares si no existe un marco legislativo al respecto.
Junto a ello, los participantes en la tertulia hicieron hincapié en las consecuencias que la pandemia ha tenido sobre el resto de pacientes (no COVID), mencionando los problemas de accesibilidad al sistema, un aspecto que consideraron mucho más grave que las listas de espera. Asimismo, mostraron su preocupación por la situación actual del sistema sanitario y la falta de equidad existente, así como por la excesiva descentralización que ha arrastrado algunas cuestiones que deberían ser políticas conjuntas.