Cuando se habla sobre la obesidad predomina la visión de que es algo que tiene una fácil solución: básicamente, comer menos y moverse más. Y se pone toda la responsabilidad en las personas que la sufren que, según se opina igualmente, no tienen fuerza de voluntad. Tan extendida es esta opinión que la mayoría de las personas que viven con obesidad asumen que, ciertamente, la culpa de su exceso de peso es exclusiva, y vergonzosamente, suya.

"En España la obesidad aún no está considerada como una enfermedad por la administración pública".

Desde la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) creemos con firmeza que esta visión ha de cambiar radicalmente y que es necesario concienciar a la población en general, a los pacientes en particular y también aún a muchos profesionales de la salud de que la obesidad es una enfermedad crónica, extremadamente compleja en su génesis y desarrollo, recidivante, que carece de una cura definitiva en el momento actual y que no solo reduce la calidad de vida de los pacientes que la sufren si no también su expectativa de vida en años. Y así, con esta consideración, debe afrontarse tanto por parte de los ciudadanos como de los responsables políticos y gestores de la salud en nuestro país. Pero a pesar de todo, y aunque parezca imposible, en España la obesidad aún no está considerada como una enfermedad por la administración pública.

"Más de la mitad de la población española tiene problemas de exceso de peso".

Si nos ceñimos a cifras, los datos más recientes publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre la prevalencia de obesidad y preobesidad (el término que sustituye al antiguo sobrepeso) en nuestro país son claramente preocupantes: un 44% de hombres y un 31% de mujeres tiene preobesidad, mientras que la obesidad alcanza al 25% de hombres y al 23% de las mujeres. Estos datos nos indican que más de la mitad de la población española tiene problemas de exceso de peso, lo que, por otra parte, pone razonablemente en cuestión las razones aducidas sobre la falta de voluntad de las personas que viven con ese exceso de peso.

"Lo realmente relevante es que la obesidad aumenta significativamente el riesgo de padecer patologías crónicas como la enfermedad cardiovascular, la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer".

De hecho, lo realmente relevante es que la obesidad aumenta significativamente el riesgo de padecer patologías crónicas como la enfermedad cardiovascular, la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer. En verdad, no hay enfermedad que no sea más frecuente entre las personas con obesidad, ni proceso al que el aumento de peso no le confiera mayor gravedad. Sin ir más lejos, la obesidad ha sido uno de los principales factores de riesgo para contagiarse por SARS-CoV-2 y también para desarrollar una enfermedad de mayor gravedad (requiriendo mayor número de ingresos hospitalarios, de traslados a UCI, de intubación y de ventilación mecánica, provocando claramente un aumento de la mortalidad). Además, los estereotipos negativos que la sociedad aplica a los individuos que sufren obesidad condicionan nuevos problemas de salud que dificultan aún más su abordaje.

"Los estereotipos negativos que la sociedad aplica a los individuos que sufren obesidad condicionan nuevos problemas de salud que dificultan aún más su abordaje".

No menos importante es que, a estos graves problemas de salud se suma el estigma vinculado a la obesidad existente en gran parte de la sociedad, que conlleva la discriminación, la minusvaloración y el rechazo social de las personas con exceso de peso. Todo ello no solo hace que estas “sufran”, en sentido literal, aún más, la dureza de esta enfermedad, sino que también condiciona su desarrollo académico y laboral.

"A estos graves problemas de salud se suma el estigma vinculado a la obesidad existente en gran parte de la sociedad".

En estas circunstancias, la pregunta es ¿cómo aún no disponemos de una estructura organizada que promueva la prevención y facilite el diagnóstico precoz, el tratamiento y la gestión a largo plazo de esta enfermedad crónica y recidivante, tal y como se abordan otras enfermedades no transmisibles graves?

"Si analizamos la repercusión más allá de las personas que viven con obesidad, nos encontramos con los muy considerables gastos en salud o la repercusión en el mercado laboral atribuibles al exceso de peso"

Todavía quedan más retos, porque si analizamos la repercusión más allá de las personas que viven con obesidad, nos encontramos con los muy considerables gastos en salud o la repercusión en el mercado laboral atribuibles al exceso de peso. Es en este contexto en el que la Seedo trabaja con la Sociedad Europea de Obesidad (EASO) y con sociedades homólogas en otros países europeos, para promocionar el desarrollo de un Plan Nacional frente a la Obesidad que, además de incluir acciones de prevención, garantice el acceso a las opciones existentes para su tratamiento (farmacológico, nutricional, apoyo psicológico, ejercicio físico, etc), asegure la formación de los diferentes profesionales que abordan esta enfermedad multifactorial y también la investigación en este ámbito, y, no menos importante, que fomente la concienciación social para comprender el alcance de la obesidad.

"Es una lucha de titanes en la que nadie puede quedarse fuera si queremos conseguir revertir la desastrosa situación actual".

No estamos solos en esta tarea; la compartimos con las asociaciones de pacientes, puntal fundamental en esta lucha, cada vez más activas para hacerse oír, y con otras sociedades científicas y organizaciones que trabajan en obesidad de nuestro país. Es, sin duda, una lucha de titanes en la que nadie puede quedarse fuera si queremos conseguir revertir la desastrosa situación actual.