Viernes, 22 de noviembre de 2024

I+D21 de septiembre, 2022

Menos de un 50% de la población española conoce cuáles son los factores de riesgo modificables del alzhéimer

alzheimer prevención El alzhéimer afecta a unas 800.000 personas en España.

En el Día Mundial del Alzhéimer, los expertos recuerdan qué hacer para prevenir esta enfermedad neurodegenarativa.

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La enfermedad de Alzheimer es la forma más frecuente de demencia (supone al menos el 60% de los casos), así como la principal causa de deterioro cognitivo en el mundo. Cada, 21 de septiembre, se conmemora el Día Mundial de esta enfermedad neurodegenerativa que, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) afecta a unas 800.000 personas en España.

Cada año se diagnostican en España unos 40.000 nuevos casos de esta enfermedad, de los que más del 90% corresponden a personas de más de 65 años. Y es que las probabilidades de desarrollar esta enfermedad aumentan de forma exponencial con la edad, duplicándose la proporción de personas que padecen esta enfermedad cada 5 años.

Cada año se diagnostican en España unos 40.000 nuevos casos de esta enfermedad, de los que más del 90% corresponden a personas de más de 65 años.

 

 

Discapacidad

Así, mientras que el número de nuevos casos diagnosticados de enfermedad de Alzheimer en personas de entre 65 y 70 años es de entre 1 a 3 personas al año por cada 1.000 habitantes, asciende hasta los 14-30 casos por cada 1.000 en personas de entre 80 y 85 años. Esto hace que la enfermedad de Alzheimer ya sea la primera causa de discapacidad entre las personas de edad avanzada en España y que siga en aumento: el progresivo envejecimiento de la población hará que el año 2050 el número de pacientes ascienda hasta los casi dos millones de personas.

La enfermedad de Alzheimer es la primera causa de discapacidad entre las personas de edad avanzada en España y sigue aumentando.

“A pesar de que la edad es el principal factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer, es importante señalar que esta patología y sus síntomas no forman parte del envejecimiento normal del cerebro. Se tiende a pensar que es normal que una persona, con los años, pierda memoria y capacidades cognitivas. Pero esto es una idea errónea que solo ayuda a que la enfermedad de Alzheimer esté infradiagnosticada.

Se tiende a pensar que es normal que una persona, con los años, pierda memoria y capacidades cognitivas. Pero esto es una idea errónea que solo ayuda a que la enfermedad de Alzheimer esté infradiagnosticada.

En la SEN estimamos que más del 50% de los casos que aún son leves están aún sin diagnosticar”, señala el doctor Juan Fortea. “Es por lo tanto importante identificar y diagnosticar de forma precoz a todos los pacientes, porque esto posibilita iniciar terapias farmacológicas y no farmacológicas destinadas a mejorar los síntomas de los pacientes, lo que hace que se pueda aumentar la calidad de vida de los pacientes ciertos años más, y también permite incrementar el número de pacientes que pueden participar en estudios de investigación o ensayos clínicos de nuevos fármacos, algo que es muy necesario”.

Nuevos tratamientos

Si bien los avances en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer son lentos, ya que desde 2003 aún no se ha aprobado en España ningún nuevo fármaco que permita la mejoría sintomática de la enfermedad, la SEN se muestra esperanzada en que tal vez estemos a las puertas de un cambio de paradigma en el tratamiento de la enfermedad. A finales de 2022 y en 2023 se conocerán los resultados de dos nuevos tratamientos, basados en el uso de anticuerpos monoclonales, que tal vez permitan modificar los procesos fisiopatológicos claves de la enfermedad.

A finales de 2022 y en 2023 se conocerán los resultados de dos nuevos tratamientos, basados en el uso de anticuerpos monoclonales, que tal vez permitan modificar los procesos fisiopatológicos claves de la enfermedad.

“En todo caso, y a la espera de que la investigación contra esta enfermedad siga avanzando, existen unas series de medidas que podrían reducir notablemente el número de casos de Alzheimer. En este sentido se han identificado varios factores de riesgo modificables que permitirían prevenir al menos un 30% de los casos de demencia en el mundo. Sin embargo, según nuestros estudios, menos de un 50% de la población española conoce cuáles son los factores de riesgo modificables de la enfermedad”, destaca el doctor Juan Fortea.

"Se han identificado varios factores de riesgo modificables que permitirían prevenir al menos un 30% de los casos de demencia en el mundo".

Medidas preventivas

Desde la SEN mencionan una serie de medidas protectoras que pueden retrasar y, por lo tanto, llegar a evitar la aparición de la enfermedad:

  • Mantenerse intelectualmente activos.
  • Fomentar un buen estado de ánimo, conservar el contacto personal con amigos y familiares.
  • Abandonar el consumo del alcohol y tabaco, realizar ejercicio físico.
  • Tener un peso saludable.
  • Seguir una dieta adecuada, controlar la diabetes y la hipertensión arterial.
  • Corregir la pérdida de audición o evitar los traumatismos cerebrales y la exposición a la contaminación ambiental.

“Llevar a cabo estas medidas permitiría reducir notablemente el impacto que esta enfermedad tiene tanto a nivel individual como familiar y social. Estamos hablado de una enfermedad que supone un altísimo coste sociosanitario, ya que se estima que los costes directos anuales por cada paciente rondan los 40.000 euros, y que afecta no solo al paciente, sino a todo el núcleo familiar, por la necesidad de cuidados que requieren las personas con esta enfermedad. No hay que olvidar que en el 80% de los casos el cuidador principal de los pacientes con Alzheimer es un familiar que también necesitará de apoyo médico y social”, matiza Fortea.

Sueño y alzhéimer

Según el doctor Carles Gaig, neurólogo en el Hospital Clínic de Barcelona y vocal de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (Fesmes), lo que no se conoce tanto es la relación bidireccional que mantiene el alzhéimer con el sueño. “No dormir bien puede ser un factor de riesgo para desarrollar en el futuro una enfermedad de Alzheimer; a la vez que, una vez que la enfermedad ya está establecida, los problemas de sueño suelen ser bastante habituales en los pacientes y tienden a agravarse durante su evolución.

“No dormir bien puede ser un factor de riesgo para desarrollar en el futuro una enfermedad de Alzheimer".

Como comenta el experto, sueño y alzhéimer tienen “una relación de ida y vuelta”. La muestra más clara es que la enfermedad, en su proceso neurodegenerativo, acaba afectando a algunas estructuras del cerebro, entre ellas el hipotálamo, que son fundamentales para regular el ritmo circadiano. “El reloj circadiano es el que nos indica que durante el día tenemos que estar despiertos y durante la noche dormidos, pero a medida que la enfermedad avanza este reloj se puede alterar y provocar que, por ejemplo, cuando llegue la noche los pacientes estén más intranquilos y agitados; o que después, durante el día, tiendan a adormecerse, lo que es un problema para los cuidadores, sobre todo cuando están en casa, y uno de los motivos más habituales de institucionalización”, subraya Gaig.

Una de las funciones principales del sueño es la de permitir la limpieza del cerebro de toda una serie de sustancias tóxicas que se acumulan durante el día.

Una de las funciones principales del sueño es la de permitir la limpieza del cerebro de toda una serie de sustancias tóxicas que se acumulan durante el día. Entre esas sustancias se encontraría la proteína beta-amiloide, cuya anormal acumulación en el cerebro es una de las características habituales que presentan las personas con alzhéimer. 

“Haciendo una punción lumbar para extraer líquido cefalorraquídeo se pueden medir los niveles de esta proteína. Hay evidencias en humanos que muestran que, tras haber dormido poco la noche anterior, los niveles de proteína beta-amiloide son mucho más altos que en aquellas personas que han dormido el tiempo que le tocaba”, argumenta Carles Gaig. El experto sostiene que existe una gran evidencia que demuestra que dormir menos horas de las recomendadas de forma continuada se relaciona con un mayor riesgo de alzhéimer: “La falta de sueño no causa por sí sola el alzhéimer, pero el hecho de no dormir bien sí que potencia esos otros mecanismos que causan la enfermedad”.

Hay evidencias en humanos que muestran que, tras haber dormido poco la noche anterior, los niveles de proteína beta-amiloide son mucho más altos que en aquellas personas que han dormido el tiempo que le tocaba”.

En ese sentido, el portavoz de Fesmes destaca la importancia de que, como sociedad, se empiece a ver el sueño como lo que realmente es: un pilar de la salud como pueden serlo la dieta, el ejercicio o el hecho de no fumar. “El problema es que muchas veces descuidamos este pilar porque lo vemos como una pérdida de tiempo. Pero no, dormir no es una pérdida de tiempo. Es importante dormir las horas que tocan, entre siete y nueve horas al día, y tratar los trastornos del sueño de forma adecuada. Dormir bien nos va a dar salud a corto y largo plazo, disminuyendo el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, oncológicas y neurodegenerativas”, concluye.




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