Con motivo de una futura publicación sobre la Estrategia en Salud Cardiovascular del SNS por parte del Ministerio de Sanidad, la Fundación Española del Corazón (FEC) se ha unido con ocho sociedades científicas para reclamar, a través de un manifiesto, un compromiso político en torno a la insuficiencia cardiaca (IC). “Objetivo 2025: Insuficiencia Cardiaca. Necesidades urgentes y garantías ante un problema sanitario de primer orden en España” es su título y se presentó el pasado mes de diciembre en el Congreso de los Diputados. Su finalidad es la de dotar a la insuficiencia cardiaca de una consideración relevante y diferenciada, tanto en la Estrategia en Salud Cardiovascular del SNS como en los planes o estrategias autonómicas que se lleven a cabo tras la publicación de la Estrategia Nacional.

“Objetivo 2025: Insuficiencia Cardiaca. Necesidades urgentes y garantías ante un problema sanitario de primer orden en España” se presentó el pasado mes de diciembre en el Congreso de los Diputados.

Las ocho sociedades científicas que, junto a la FEC, han participado en su elaboración han sido: la Asociación Española de Enfermería en Cardiología (AEEC), la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y la Sociedad Española de Nefrología  (S.E.N.).

Un problema de primer orden

“La sociedad no es consciente del fuerte impacto de la insuficiencia cardiaca en nuestro país, y eso se refleja en que, en los últimos años, no hayamos observado un impulso significativo de políticas públicas que prioricen la insuficiencia cardiaca como un problema de primer orden en España. Por ello nos parecía fundamental trasladar este consenso, respaldado por clínicos, enfermería y pacientes, a nuestros portavoces políticos en la Comisión de Sanidad”, explica el doctor Carlos Macaya, presidente de la FEC.

“La sociedad no es consciente del fuerte impacto de la insuficiencia cardiaca en nuestro país, y eso se refleja en que, en los últimos años, no hayamos observado un impulso significativo de políticas públicas que prioricen la insuficiencia cardiaca como un problema de primer orden en España.

La mejora y el incremento de la coordinación entre niveles asistenciales es imprescindible para un correcto abordaje de esta patología. “Esto se traduce en la necesidad de definición y establecimiento de criterios y vías rápidas de derivación entre Atención Primaria (AP) y Cardiología/Medicina Interna/Nefrología/Urgencias, así como en la realización de protocolos de actuación y atención al paciente, consensuados entre todas las especialidades y la AP, para garantizar una continuidad asistencial y una atención de calidad coordinada”, continúa el doctor Macaya.

Por otro lado, los expertos tambien reclaman potenciar la atención y el manejo de la persona con IC como paciente crónico. Y para ello aconsejan poner un mayor énfasis en la importancia del seguimiento integral tras la hospitalización, y no solo en la primera etapa de sospecha del diagnóstico. Con relación al tratamiento, apuestan porque este sea integral y combinado, ya que “solo ello permitirá una disminución del gasto sanitario y una mejora de la calidad de vida en términos de ingresos hospitalarios”.

La insuficiencia cardiaca

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en todo el mundo, incluso por encima de las enfermedades oncológicas. Unas 17,9 millones de personas fallecieron en 2019 debido a estas patologías cardiacas, casi un tercio (32%) de todas las muertes registradas en el mundo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en todo el mundo, incluso por encima de las enfermedades oncológicas.

La insuficiencia cardiaca es una enfermedad crónica y degenerativa que suele ser la causa de muchas de estas enfermedades cardiovasculares, ocasionando que cuando se padece este trastorno el corazón no tiene la capacidad de bombear la sangre suficiente, por lo que se dejan de cubrir las necesidades de otros órganos.

Esta enfermedad afecta en España a más de 770.000 de personas y su prevalencia es más alta que en los países de nuestro entorno. Entre el 4,7% y el 6,8% en personas mayores de 45 años la padece, alcanzando el 16% en personas mayores de 75 años. Al año de diagnosticarse la mortalidad se sitúa alrededor de un 20%, ascendiendo entre el 40 y el 50% a los 5 años del diagnóstico.

Es considerada la principal causa de hospitalización en pacientes mayores de 65 años y de reingresos hospitalarios no programados.

Además, se considera la principal causa de hospitalización en pacientes mayores de 65 años y de reingresos hospitalarios no programados, alcanzando un gasto sanitario global de un 3,8%, que se traduce en 2.500 millones de euros anuales.

Los 10 puntos del manifiesto

Tanto la FEC como las ocho sociedades científicas reclaman estas garantías a los dirigentes políticos:

1. "Dotar a la IC de una consideración relevante y diferenciada, tanto en la Estrategia en Salud Cardiovascular del SNS, como en los planes o estrategias autonómicas a desarrollar tras la publicación de la Estrategia Nacional.
2. Garantizar la mejora y el incremento de la coordinación entre niveles asistenciales, para un óptimo abordaje de la enfermedad.
   • Definición y establecimiento de criterios y vías rápidas de derivación entre Atención Primaria (AP) y Cardiología/ Medicina Interna/Nefrología/Urgencias (promover la valoración integral con AP, tras la sospecha diagnóstica y durante todo el proceso).
   • Realización de protocolos de actuación y atención al paciente consensuados entre todas las especialidades y la AP, para garantizar una continuidad asistencial y una atención de calidad coordinada.
3. Incentivar la coordinación entre profesionales sanitarios, gestores y Administración pública, y promocionar modelos integrales de gestión.
4. Potenciar la atención y el manejo del paciente crónico.
   • Importancia del seguimiento integral tras la hospitalización, no solo en la etapa de sospecha del diagnóstico.
5. Desarrollar estrategias de prevención de factores de riesgo cardiovascular y de promoción de hábitos de vida saludables, que evidencien una mejora sobre indicadores básicos para pacientes con IC.
   • Reducción de hospitalizaciones (estrategias de prevención, seguimiento de pacientes, formación a profesionales de AP).
   • Manejo de las comorbilidades del paciente con IC y los factores de riesgo cardiovascular.
6. Dotar de recursos a los hospitales del territorio nacional para la acreditación de nuevas unidades especializadas en insuficiencia cardiaca.
7. Reconocer e impulsar el papel esencial del médico de Atención Primaria y de la enfermera en todas las etapas del proceso asistencial a pacientes con insuficiencia cardiaca.
8. Dotar y garantizar los métodos diagnósticos y terapéuticos apropiados para una atención urgente correcta y homogénea en pacientes con insuficiencia cardiaca.
9. Promover el tratamiento farmacológico integral y combinado de la IC, ya que solo ello permitirá una disminución del gasto sanitario y una mejoría de la calidad de vida en términos de ingresos hospitalarios.
10. Diseñar campañas públicas, de ámbito nacional y/o autonómico, de concienciación y sensibilización en torno a la insuficiencia cardiaca".